martes, 5 de febrero de 2013

¿Qué es la resiliencia?


La resiliencia es la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo.
Ser resiliente no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las adversidades. La muerte de un ser querido, una enfermedad grave, la pérdida del trabajo, problemas financiero serios, etc., son sucesos que tienen un gran impacto en las personas, produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor emocional. Aún así, las personas logran, por lo general, sobreponerse a esos sucesos y adaptarse bien a lo largo del tiempo.
El camino que lleva a la resiliencia no es un camino fácil, sino que implica un considerable estrés y malestar emocional, a pesar del cual las personas sacan la fuerza que les permite seguir con sus vidas frente la adversidad o la tragedia. Pero, ¿cómo lo hacen?
La resiliencia no es algo que una persona tenga o no tenga, sino que implica una serie de conductas y formas de pensar que cualquier persona puede aprender y desarrollar.
Características de las personas resilientes
Las personas resilientes poseen tres características principales: saben aceptar la realidad tal y como es; tienen una profunda creencia en que la vida tiene sentido; y tienen una inquebrantable capacidad para mejorar.
Además, presentan las siguientes habilidades:
  • Son capaces de identificar de manera precisa las causas de los problemas para impedir que vuelvan a repetirse en el futuro.
  • Son capaces de controlar sus emociones, sobre todo ante la adversidad y pueden permanecer centrados en situaciones de crisis.
  • Saben controlar sus impulsos y su conducta en situaciones de alta presión.
  • Tienen un optimismo realista. Es decir, piensan que las cosas pueden ir bien, tienen una visión positiva del futuro y piensan que pueden controlar el curso de sus vidas, pero sin dejarse llevar por la irrealidad o las fantasías.
  • Se consideran competentes y confían en sus propias capacidades.
  • Son empáticos. Es decir, tienen una buena capacidad para leer las emociones de los demás y conectar con ellas.
  • Son capaces de buscar nuevas oportunidades, retos y relaciones para lograr más éxito y satisfacción en sus vidas.
El modo de pensar de las personas resilientes
Las percepciones y los pensamientos influyen en el modo como la gente afronta el estrés y la adversidad.
El estilo de pensamiento de las personas resilientes se caracteriza por ser realista, exacto y flexible. Cometen menos errores de pensamiento (como la exageración o sacar conclusiones precipitadamente, sin evidencias que las corroboren) e interpretan la realidad de un modo más exacto que las personas menos resilientes.
Los beneficios de la resiliencia
Las personas más resilientes:
  • Tienen una mejor autoimagen
  • Se critican menos a sí mismas
  • Son más optimistas
  • Afrontan los retos
  • Son más sanas físicamente
  • Tienen más éxito en el trabajo o estudios
  • Están más satisfechas con sus relaciones
  • Están menos predispuestas a la depresión
Qué contribuye a que una persona sea más resiliente
  • El apoyo emocional es uno de los factores principales. Tener en tu vida personas que te quieren y te apoyan y en quien puedes confiar te hace mucho más resiliente que si estás solo.
  • Permitirte sentir emociones intensas sin temerlas ni huir de ellas, y al mismo tiempo ser capaz de reconocer cuándo necesitas evitar sentir alguna emoción y centrar tu mente en alguna distracción.
  • No huir de los problemas sino afrontarlos y buscar soluciones. Implica ver los problemas como retos que puedes superar y no como terribles amenazas.
  • Tomarte tiempo para descansar y recuperar fuerzas, sabiendo lo que puedes exigirte y cuándo debes parar.
  • Confiar tanto en ti mismo como en los demás.

Cómo desarrollar la resiliencia

Aunque es cierto que unas personas son más resilientes que otras, la resiliencia no es algo que unos tengan y otros no, sino que se trata de una serie de habilidades que se pueden desarrollar. Para ello, puedes hacer lo siguiente:

Cultivar las relaciones

Cultiva un círculo de amistades cercanas y buenas relaciones familiares, porque estas son la personas que te van a escuchar y apoyar en los momentos difíciles, haciéndote más resiliente.

Usa un pensamiento constructivo

Piensa de forma realista. Es decir, no veas los problemas o las crisis como catástrofes terribles e insoportables, sino como retos que has de superar. Procura tener una perspectiva amplia y pensar que esos problemas no van a durar para siempre, sino que acabarán pasando. Piensa que tienes la capacidad suficiente como para afrontarlos y encontrar soluciones. No cometas errores de pensamiento.

Desarrolla metas y objetivos

Establece metas realistas que te ayuden a empezar a cambiar las cosas que deseas cambiar. Haz algo con regularidad, aunque solo suponga un pequeño paso en la dirección hacia la que deseas avanzar.

Acepta la realidad

Quien se niega a aceptar la realidad tal y como es nunca podrá cambiarla. Y esto es así por dos motivos: o bien la niegas y cierras los ojos para no verla, lo que implica no hacer nada; o bien te enfureces tanto maldiciendo al mundo, al destino o a los dioses de todas las religiones, que eres incapaz de pensar. Y si no puedes pensar no solucionarás nada. Por otra parte, a veces las cosas no se pueden cambiar en el presente y es necesario saber tener paciencia y esperar. Lo que no tiene arreglo hoy puede tenerlo mañana. Mientras tanto,  acepta las cosas como son tratando de sentirte lo mejor posible con lo bueno que tienes en tu vida.

Actúa

Cuando estás ante una adversidad, intenta hacer todo lo que puedas, aunque tus intentos parezcan no conducir a nada. Si estás actuando es porque estás pensando soluciones. No importa si muchas de esas soluciones son ineficaces, lo importante es que estás usando tu mente y estás actuando, y eso hará que tarde o temprano logres algún avance o encuentres una idea. Si no haces nada, los problemas no desaparecerán por arte de magia.

Confía en ti mismo

A veces un problema parece tan difícil de resolver que nos parece imposible que podamos hacerlo. Este modo de pensar puede conducir a un sentimiento de impotencia, de estar atrapado sin poder hacer nada. Pero realmente no sabes lo que puedes hacer hasta que lo intentas. Por muy difícil que parezca, piensa que encontrarás el modo tarde o temprano y hallarás la solución. Eso es lo que significa confiar en ti y en tu capacidad.

Sé optimista, aunque sin dejar de ser realista

Ser optimista significa esperar que ocurran cosas buenas en tu vida, que la situación mejorará en el futuro, que eres capaz de controlar tu vida y hacer los cambios necesarios, y que la vida puede traerte momentos maravillosos que compensen los momentos amargos.

Aprende a crecer con tus problemas

Los problemas o las crisis son retos que te encuentras en la vida y que te empujan a sacar lo mejor de ti, a ser fuerte, a pensar y buscar soluciones, a actuar. A menudo te empujan a cambiar tu punto de vista y hacerlo más amplio y flexible, te hacen madurar y te hacen ver el mundo y a los demás de un modo más realista. De ti depende que los golpes que te da la vida te vuelvan mejor persona o te vuelvan un ser resentido y amargado por la “injusticia de la vida”. Esos golpes pueden hacerte más empático, más tolerante con la debilidad humana (la misma que has visto en ti en momentos de crisis), pueden ayudarte a comprender comportamientos y actitudes que no comprendías, pueden enseñarte acerca de tu propia fuerza interior. Los momentos de crisis pueden servir también para ver con claridad cuáles son las personas que valen la pena en tu vida, aquellos con los que de verdad puedes contar y empezar a apreciarlos más al ver su apoyo y su cariño en tiempos duros. Si sabes utilizarla y sacar partido de ella, la adversidad puede ayudarte a ser mejor persona.
Por supuesto, no queremos que nos pasen cosas malas, pero si nos pasan, al menos podemos aprovecharlas para sacar algo positivo de ellas. En una ocasión escuché una frase en una serie de televisión (Mentes Criminales) que me llamó la atención. Venía a decir que algunas personas que han sido severamente maltratadas en su infancia se convierten en maltratadores o criminales; pero otros se convierten en los que los capturan. Lo que la adversidad hace de ti, depende en gran parte de ti mismo.

Enseñar resiliencia a los niños ayuda combatir futuros problemas

Según explicaba el psicólogo Martin Seligman en una conferencia ofrecida en la convención nº 117 de la American Psychological Association, en los últimos 50 años los estadounidenses han mejorado su nivel de vida, pero los niveles de satisfacción y propósito en la vida no han aumentado, sino disminuido. "Esto ha sido especialmente perjudicial para los niños. Casi el 20% de los jóvenes experimenta depresión".
Estos efectos pueden continuar hasta la edad adulta causando diversos problemas, como insatisfacción laboral, muerte precoz, problemas de salud, relaciones insatisfactorias y mayores niveles de depresión.
Sin embargo, Seligman explicó que enseñar a los niños a ser más resilientes, a tener una sensación de propósito en la escuela y a experimentar más emociones positivas, puede protegerlos de la depresión, aumentar su satisfacción en la vida y mejorar su potencial de aprendizaje.
Se crearon dos programas destinados a enseñar estas habilidades en los colegios: el Penn Resiliency Program (PRP) y el Positive Psychology program (PPP).
El PRP tenía como objetivo enseñar a los adolescentes a manejar los estresores y problemas diarios comunes entre ellos. Este programa promueve el optimismo ayudándoles a pensar de manera más realista y flexible y les enseña habilidades de resolución de problemas, toma de decisiones, técnicas de relajación y cómo ser más asertivos.
Seligman y su equipo revisaron más de 19 estudios que han usado el PRP y encontraron que aumentaba el optimismo y reducía los síntomas depresivos, la desesperanza y los niveles de ansiedad.
El segundo programa, PPP, estaba destinado a que los estudiantes identificaran sus fortalezas de carácter (amabilidad, coraje, perseverancia, etc.) y las incorporaran en la vida diaria. Los estudiantes que participaron en este programa sentían mayor satisfacción e implicación en clase, eran más curiosos sobre lo que estaban haciendo, les gustaba aprender y eran más creativos. Además, sus familias los consideraban más asertivos y empáticos, con más autocontrol y con un mayor deseo de cooperar que los chicos que no participaron en el programa.
Según Seligman, es importante empezar a enseñar a los niños a ser más resilientes en los años escolares, para inculcarles el pensamiento positivo y la resiliencia de manera que puedan servirles para afrontar retos futuros.

Las virtudes y fortalezas humanas

Las fortalezas del carácter son un conjunto de rasgos positivos presentes en el ser humano que ayudan a que las personas tengan vidas satisfactorias. Su estudio forma parte de la psicología positiva, cuyo objetivo principal el promover el potencial humano centrándose en el estudio de aquellas experiencias que aportan a las personas una sensación subjetiva de bienestar, así como el estudio de los rasgos positivos individuales y el estudio de las instituciones que permiten que tengan lugar las experiencias y los rasgos positivos.
El libro Character Strengths and Virtues: A Handbook and Classification, de Martin Seligman y Christopher Peterson, es un extenso manual que describe dichas fortalezas. Para desarrollar esta clasificación, un grupo de psicológicos estudió durante tres años diversos textos de diferentes culturas sobre filosofía, religión y piscología y encontraron seis virtudes principales que se repetían de manera consistente en dichos textos. Cada una de esas virtudes está a su vez formada por diversas fortalezas, sumando un total de 24. "Las fortalezas son los ingredientes psicológicos que definen las virtudes".
La clasificación de las virtudes y fortalezas
  1. Sabiduría y conocimiento
  2. Coraje
  3. Humanidad
  4. Justicia
  5. Templanza
  6. Transcendencia
1. Sabiduría y conocimiento
Son las fortalezas cognitivas que implican la adquisición y el uso del conocimiento. Se trata de aquel conocimiento usado de un modo positivo.
Creatividad. Consiste en pensar en modos nuevos y productivos de ver y hacer las cosas.
Curiosidad. Es el interés por la experiencia nueva, la apertura a la experiencia, la búsqueda de lo novedoso, explorar, descubrir y sentir fascinación por las cosas que nos rodean.
Juicio, pensamiento crítico. Pensar las cosas en detalle y examinarlas desde todas las perspectivas, sin sacar conclusiones precipitadas; ser capaces de cambiar de punto de vista ante la evidencia, evaluar las diversas posibilidades.
Deseo de aprender. Tendencia a adquirir nuevos conocimientos de manera sistemática.
Perspectiva (sabiduría). Ser capaces de ofrecer un consejo acertado a los demás.
2. Coraje
Implican la voluntad para alcanzar los objetivos a pesar de la oposición tanto externa como interna.
Valentía. No amilanarse por las amenazas, los retos, las dificultades o el dolor; defender lo que consideras correcto incluso aunque tengas la oposición de otros, actuar siguiendo las propias convicciones aunque impliquen críticas de los demás.
Perseverancia. Acabar lo que empiezas, persistir a pesar de los obstáculos.
Honestidad. Autenticidad, integridad. Comportarse de manera sincera, haciéndose responsable de los propios sentimientos y acciones.
Vitalidad. Encarar la vida con energía y entusiasmo, vivir la vida como una aventura, sentirse vivo y activo.
3. Humanidad
Son las fortalezas que implican cuidar de los demás y ser amistoso.
Amor. Valorar las relaciones cercanas con otros, sentir cercanía con otras personas.
Amabilidad. Ser generoso, compasivo, altruista, agradable con los demás, cuidar de ellos, ayudarles, etc.
Inteligencia social. Capacidad para darse cuenta de los motivos y sentimientos de los demás y de uno mismo, saber qué hacer para encajar en diferentes situaciones y qué cosas son importantes para los demás; empatía.
4. Justicia
Son las fortalezas que ayudan a llevar una vida en comunidad saludable.
Trabajo en equipo. Responsabilidad social, trabajar como miembro de un equipo, hacer la parte que te corresponda y ser leal al grupo.
Sentido de la justicia. Tratar a los demás de manera justa, sin dejar que los sentimientos personales nos hagan ser imparciales, dar a todos una oportunidad justa.
Liderazgo. Animar al propio grupo a hacer las cosas, manteniendo buenas relaciones entre sus miembros, organizar actividades de grupo que se lleven a cabo.
5. Templanza
Son las fortalezas que nos protegen contra los excesos.
Perdón. Ser capaces de perdonar, aceptar los defectos de los demás, no ser vengativo.
Humildad. No considerarse por encima de los demás, dejar que nuestros actos hablen por sí mismos.
Prudencia. Tomar decisiones con cuidado, sin asumir riesgos indebidos, no decir o hacer cosas de las que luego te vayas a arrepentir.
Auto-regulación o autocontrol. Ser capaces de regular lo que haces o sientes, ser disciplinado, controlar las emociones e impulsos.
6. Trascendencia
Fortalezas que sirven para formar conexiones con un universo más amplio y aportan significado.
Aprecio por la belleza y la excelencia. Notar y apreciar la belleza, la excelencia y el talento, ya sea en la naturaleza, arte, ciencia o la vida diaria.
Gratitud. Ser consciente de las cosas buenas que te pasan y estar agradecido por ellas. Expresar esa gratitud.
Esperanza. Esperar lo mejor del futuro y trabajar para alcanzarlo.
Sentido del humor. Reír, gastar bromas, hacer reír a los demás, ver el lado positivo.
Espiritualidad. Creer en un significado y propósito de orden superior, saber donde encaja uno dentro de un esquema más amplio, tener creencias sobre el significado de la vida que proporcionan paz y guían la conducta.




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