lunes, 23 de junio de 2014

Métodos para ser feliz. Redescubrir la vida. Anthony de Mello

Redescubrir la vida. Anthony de Mello 

El padre jesuita de Mello se hizo famoso por sus cursos, ejercicios y conferencias sobre liberación interior. 

Toda su obra estuvo dirigida a lograr una síntesis entre la espiritualidad de Oriente y la de Occidente, en beneficio de la libertad y la realización total de la persona. Despertar a estas posibilidades era el objetivo de sus antologías de cuentos, tomados tanto de la tradición cristiana como de la budista y la sufí, sin ocultar nunca su predilección por Jesús. 

De Mello, síntesis también él de psicólogo y teólogo, en su deseo de llegar a las raíces de las personas, hace planteamientos verdaderamente radicales. Sin embargo, se debe tener en cuenta que su trabajo de conciliación de espiritualidades y la validez de su acción pastoral vienen refrendados por numerosos testimonios de todo el mundo y, desde luego, por el extraordinario éxito de sus libros. 

"Mello tiene muchos puntos de contacto con los maestros más destacados de nuestra historia y nuestra tradición. El trabajo que propone trata de la profundización en la propia vida, para liberarse de las cadenas interiores que nos impiden vivir intensamente. A veces, hasta la misma religión, mal entendida, es fuente de trabas psicológicas para vivir la libertad interior que nos aleje de los intensos dolores y las extensas depresiones que caracterizan al mundo moderno. Veámos un ejemplo: 

Métodos para ser feliz 
(por Anthony de Mello) 

"Darte cuenta del dolor, de la aflicción o del desasosiego que sufres y cuál es el motivo; de dónde sale, en verdad, ese sufrimiento. Si te sientes molesto, darte cuenta en seguida de ello, y de dónde nace este malestar. (Si dices que estás molesto porque alguien se ha portado mal contigo, no se puede entender que tú te castigues porque otro se comporta mal. Tiene que haber otro motivo más personal y escondido. Obsérvalo) 

Darte cuenta de que el sufrimiento o las molestias se deben a tu reacción ante un hecho o una situación concreta y no a la realidad de lo que está ocurriendo. (Si vas a ir al campo y llueve, el enfado no está en la lluvia -que es la realidad-, sino en tu reacción porque se han contrariado tus planes) 

Solemos echar la culpa a la realidad y no queremos darnos cuenta de que son nuestras reacciones programadas las que nos contrarían. Tenemos unos hábitos inculcados, que funcionan como una maquinita automática: a tal pregunta, tal respuesta; a tal contrariedad, tal reacción. Y funcionamos como autómatas. La cultura nos inculca unas leyes rígidas, cuya única razón es que así se ha hecho siempre. Y con esta razón tan endeble somos capaces de matarnos por defender: honor, patria, bandera, raza, familia, buenas costumbres, orden, ideales, buena fama y muchas más palabras que no encierran más que ideas sin sentido real, que nos han inculcado como cultura. Y lo mismo ocurre con las ideas religiosas. 

Lo importante es el ser, y no el figurar. La verdad es que estamos tan metidos en esa programación que actuar con claridad de percepción, desde esa cultura, casi parece un milagro, y más si pretendemos reaccionar sin disgusto. Hay que despertarse antes para comprender que lo que te hace sufrir no es la vida, sino tus alucinaciones, y cuando consigues despertar y apartas los sueños, te encuentras cara a cara con tu libertad y con la verdad gozosa. 

Lo cierto es que el dolor existe porque rechazamos que lo único sustancial es el amor, la felicidad, el gozo. Cuando somos capaces de encontrar el camino despejado, para ese amor-felicidad que somos, nos topamos con el ""dolor, que no es nada concreto ni sustancial por sí mismo, sino la ausencia de la percepción del amor-felicidad. Como la oscuridad, que no existe, sino que es consecuencia de la menor percepción de la luz. La vida es, en sí, un puro gozo y tú eres amor-felicidad como sustancia y potencial para desarrollar. Sólo los obstáculos de la mente te impiden disfrutarla plenamente. Son las resistencias que pone tu programación lo que te impide ser feliz. De no tropezar con tu resistencia, ¿dónde estaría el dolor? Habría una armonía en ti, igual a la que existe en la naturaleza. Más aun, pues tú eres rey de esa naturaleza y dotado de una sensibilidad para captar la bondad, la felicidad y la belleza, que te hace creativo y capaz ya, no sólo de ser feliz, sino de dar amor-felicidad a manos llenas. 

Con sólo observar todo esto ya estás dando un paso para tu despertar. Todo depende de tu reacción, y ésta depende de tu programación; y si eres capaz de observar esto y comprenderlo, ya tendrás bastante. Lo más difícil es la capacidad de ver, ver simplemente, con sinceridad, sin engañarse, porque ver significa cambio." 



REDESCUBRIR LA VIDA 

Los siguientes vídeos, subidos a Youtube, todos subtitulados en castellano, corresponden a la conferencia dictada por el padre Anthony de Mello, el 15 de Noviembre de 1986 en la universidad de Fordham, en Nueva York retrasmitida por televisión vía satélite a más de 40 universidades de los Estados Unidos. 

Estos vídeos, subtitulados en castellano, cuyo vídeo original es Rediscovering Life son una novedad en la red. 

Redescubrir la vida, por Anthony de Mello (1 de 7) 

link: http://www.youtube.com/watch?v=CGp6J9AUBVo 


Redescubrir la vida, por Anthony de Mello (2 de 7) 

link: http://www.youtube.com/watch?v=yPimxWRaV9E 


Redescubrir la vida, por Anthony de Mello (3 de 7) 

link: http://www.youtube.com/watch?v=X-1FTW2vRVg 


Redescubrir la vida, por Anthony de Mello (4 de 7) 

link: http://www.youtube.com/watch?v=ihtoVDxhbGI 


Redescubrir la vida, por Anthony de Mello (5 de 7) 

link: http://www.youtube.com/watch?v=-XUuswXLZwY 


Redescubrir la vida, por Anthony de Mello (6 de 7) 

link: http://www.youtube.com/watch?v=ZIIRJ-KfTYs 


Redescubrir la vida, por Anthony de Mello (7 de 7) 

link: http://www.youtube.com/watch?v=CE0WHMaMMlY 

Problemas que son oportunidades

REPORTAJE:PSICOLOGÍA

Problemas que son oportunidades

  • PARA VER LAS OPORTUNIDADES
  • ¿QUIÉNES SON NUESTROS MAESTROS?
  • Al asumir las riendas de nuestra salud emocional, empezamos a desarrollar una mirada más sabia. Extraer el aprendizaje oculto de la adversidad forma parte de nuestro día a día.
  • Para saber si seguimos anclados en el victimismo o, por el contrario, estamos entrenando el músculo de la responsabilidad, basta con verificar cómo estamos mirando e interpretando nuestras circunstancias: como "problemas" o como "oportunidades". El hecho de que percibamos la realidad de una manera u otra es determinante para comprender por qué nuestras vidas son como son, y por qué a nivel emocional estamos obteniendo unos determinados resultados.
    Frente a esta dicotomía, es interesante señalar que un problema es cualquier cosa, situación o persona que provoca que nos perturbemos a nosotros mismos. Empecemos con un caso sencillo y cotidiano: imaginemos que tenemos un amigo muy impuntual, que suele llegar 15 minutos tarde cada vez que quedamos con él. Como cualquier otra acción, la impuntualidad no es buena ni mala; eso sí, tiene consecuencias. De ahí que estos juicios morales dependan de nuestra forma de verla e interpretarla. En función de qué opinión tengamos acerca de la impuntualidad -y de cómo esta nos haga sentir- puede que consideremos este hecho como un problema.
    "Problema es todo aquello que hace que nos perturbemos a nosotros mismos porque no lo aceptamos como tal y en ese momento"
    Curiosamente, hay quienes ven esta situación con otros ojos y no se molestan ni se enfadan cuando esta persona se retrasa nuevamente. Aceptan y respetan la conducta de su amigo. El verdadero problema jamás se encuentra en nuestras circunstancias, sino en nuestra mente. La raíz de nuestras perturbaciones reside en nuestros pensamientos. Y estos, en nuestras creencias limitadoras y erróneas de cómo deberían ser las cosas.
    LA VIDA COMO APRENDIZAJE
    "Aquello que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu sufrimiento" (Gerardo Schmedling)
    Cada vez que nos topemos con un problema, podemos empezar a verlo como lo que en realidad es: una oportunidad de aprendizaje. Lo cierto es que este enfoque más constructivo nos permite cuestionar las limitaciones internas que nos llevan a interpretar lo que sucede de forma subjetiva y egocéntrica. Así, la próxima vez que nuestro amigo llegue tarde a su cita -por seguir con este ejemplo- podemos recordarnos que no es su acción, sino nuestra propia manera de interpretarla, la causa de nuestro malestar.
    Así es como tarde o temprano verificamos que en realidad no hay problemas. Sin embargo, lo que sí existen son los procesos. Es decir, que todo lo que forma parte de la vida -incluyéndonos a nosotros mismos- está en su propio proceso de desarrollo y evolución. El problemasimplemente lo creamos en nuestra mente cuando luchamos y entramos en conflicto con personas y situaciones con las que no estamos de acuerdo. En este sentido, el hecho de que nos perturbe que nuestro amigo sea impuntual es nuestro problema.
    Además, esta revelación nos hará comprender que no se trata de cambiar lo externo (el hecho), sino de modificar lo interno. Es decir, nuestra actitud frente al hecho. En vez de criticar duramente a nuestro amigo para que haga lo que nosotros consideramos correcto, para que haga lo que nosotros creemos que debe hacer, podemos simplemente aprovechar esta situación para aprender a cultivar nuestra felicidad (por medio de la responsabilidad), a preservar nuestra paz interior (por medio de la aceptación) y a dar lo mejor de nosotros mismos por medio del servicio. Si lo hacemos, seguramente seremos más felices y no nos haremos mala sangre por la acción del otro.
    Si partimos de la premisa de que tiene derecho a llegar tarde -lo cual no quiere decir que nos guste que lo haga, que estemos de acuerdo ni que lo apoyemos-, lo más eficaz es tomar una actitud respetuosa. Y sin necesidad de perturbarnos, hacer uso de la imaginación y la creatividad para cosechar otro tipo de resultados a nivel emocional. En primer lugar, somos libres para decidir no volver a quedar con él, del mismo modo que él es libre para seguir llegando tarde. En el caso de que optemos por mantener el vínculo, podemos quedar con él 15 minutos antes de lo previsto, de manera que a pesar de retrasarse llegue a la hora. Él seguirá actuando como siempre, y nosotros habremos resuelto un problema que nos afectaba.
    FLUIR CON LA VIDA
    "Si un problema tiene solución, ¿para qué perturbarse? Y si no la tiene, ¿para qué perturbarse?" (proverbio chino)
    En una aldea vivía un granjero muy sabio que compartía una pequeña casa con su hijo. Un buen día, al ir al establo a dar de comer al único caballo que tenían, el chico descubrió que se había escapado. La noticia corrió por todo el pueblo. Tanto es así, que los habitantes enseguida acudieron a ver al granjero. Y con el rostro triste y apenado, le dijeron: "¡Qué mala suerte habéis tenido, para un caballo que poseíais y se os ha marchado!". Y el hombre, sin perder la compostura, simplemente respondió: "Mala suerte, buena suerte, ¿quién sabe?".
    Unos días después, el hijo del granjero se quedó sorprendido al ver a dos caballos pastando enfrente de la puerta del establo. Por lo visto, el animal había regresado en compañía de otro, de aspecto fiero y salvaje. Cuando los vecinos se enteraron de lo que había sucedido, no tardaron demasiado en volver a la casa del granjero. Sonrientes y contentos, le comentaron: "¡Qué buena suerte habéis tenido. No solo habéis recuperado a vuestro caballo, sino que ahora, además, poseéis uno nuevo!". Y el hombre, tranquilo y sereno, les contestó: "Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?".
    Solo veinticuatro horas más tarde, padre e hijo salieron a cabalgar juntos. De pronto, el caballo de aspecto fiero y salvaje empezó a dar saltos, provocando que el chaval se cayera al suelo. Y lo hizo de tal manera que se rompió las dos piernas. Al enterarse del incidente, la gente del pueblo fue corriendo a visitar al granjero. Y una vez en su casa, de nuevo con el rostro triste y apenado, le dijeron: "¡Qué mala suerte habéis tenido. El nuevo caballo está gafado y maldito. Pobrecillo tu hijo, que no va a poder caminar durante unos cuantos meses!". Y el hombre, sin perder la compostura, volvió a responderles: "Mala suerte, buena suerte, ¿quién sabe?".
    Tres semanas después, el país entró en guerra. Y todos los jóvenes de la aldea fueron obligados a alistarse. Todos, salvo el hijo del granjero, que al haberse roto las dos piernas debía permanecer reposando en cama. Por este motivo, los habitantes del pueblo acudieron en masa a casa del granjero. Y una vez más le dijeron: "¡Qué buena suerte habéis tenido. Si no se os hubiera escapado vuestro caballo, no habríais encontrado al otro caballo salvaje. Y si no fuera por este, tu hijo ahora no estaría herido. Es increíble lo afortunados que sois. Al haberse roto las dos piernas, tu muchacho se ha librado de ir a la guerra!". Y el hombre, completamente tranquilo y sereno, les contestó: "Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?".
    LOS PROCESOS VITALES
    "La vida nos manda regalos envueltos en problemas" (Juan Carlos de Pedro)
    Cada vez más seres humanos estamos descubriendo que lo mejor que podemos hacer por la sociedad es estar en paz con nosotros mismos. Porque cuando cultivamos la serenidad en nuestro interior desarrollamos la ecuanimidad, una cualidad muy útil para dejar de sufrir, luchar y entrar en conflicto con los demás y nuestras circunstancias. En esencia, la ecuanimidad consiste en ver la realidad como es, y no como nos gustaría que fuese. Así es como poco a poco dejamos de etiquetar las cosas como blancas o negras, y empezamos a mirarlas con más objetividad y neutralidad, percibiendo la infinidad de matices grises que existen entre uno y otro extremo.
    En este sentido, que nuestro amigo sea impuntual no es un problema. Es solo un proceso. Que nos despidan del trabajo tampoco es un problema.Es un proceso. Y lo mismo ocurre cuando nos deja nuestro compañero sentimental. También es un proceso. Ni siquiera el hecho de que muera un ser querido es un problema. Por más que nos victimicemos y suframos al afrontar este tipo de situaciones, ninguna de ellas es un problema.Todas son procesos. Y estos no tienen solución, solo un comienzo y unfinal.
    ¿Qué sabemos acerca de las cosas que nos pasan? Lo que hoy determinamos que es malo, mañana puede convertirse en algo bueno. Y viceversa: lo que hoy valoramos como bueno, mañana puede derivar en algo malo. Quizá nuestro amigo ha de llegar tarde muchas veces para comprobar por sí mismo que esta conducta acarrea consecuencias perjudiciales en su red de relaciones. Y en base a esta comprensión decidir disciplinarse, entrenando así el respeto para con los demás. Quizá hemos de pasar por la experiencia del paro para reflexionar acerca del rumbo que había tomado nuestra vida laboral. Quizá hemos de vivir una ruptura sentimental para verificar que somos excesivamente dependientes. Y por consiguiente, aprender a amarnos más a nosotros mismos para ser más independientes emocionalmente.
    Por más doloroso que resulte, la muerte de un ser querido nos hace despertar, llevándonos a valorar más la vida y todo lo que en ella acontece. Hasta que no nos sucede alguna experiencia verdaderamente adversa y desfavorable, en general no abandonamos nuestra zona de comodidad. Esta es la esencia de la resiliencia, la capacidad de aprovechar circunstancias adversas para madurar.
    De ahí que haya seres humanos que -al haberse responsabilizado en descubrir el aprendizaje oculto e inherente a cualquier experiencia- miren hacia atrás y solo tengan palabras y sentimientos de agradecimiento. Porque, quién sabe, quizá han sido precisamente estas situaciones complicadas y desfavorables las que nos han llevado a adentrarnos en un proceso existencial que nos ha permitido convertirnos en quienes estábamos destinados a ser.

    PARA VER LAS OPORTUNIDADES

    1. LIBRO
    - 'El mundo sobre ruedas', de Albert Casals (Martínez Roca Ediciones). Este libro autobiográfico narra las experiencias del autor, un joven paralítico de 18 años que viaja solo y sin dinero por todo el mundo. En sus páginas se muestra de forma contundente cómo nuestra manera de mirar y de afrontar lo que nos sucede es lo que determina nuestro bienestar o nuestro malestar.
    2. DOCUMENTAL
    - 'Redescubrir la vida', de Anthony de Mello. En esta conferencia póstuma, este sabio hindú explica de forma amena y sencilla cómo entrenar el discernimiento y la comprensión para dejar de hacer interpretaciones egocéntricas de la realidad. Puede verse de forma gratuita y con subtítulos en castellano en la web http://www.taringa.net/posts/videos/7973740/Redescubrir-la-vida_-Anthony-de-Mello.html.
    3. MÚSICA
    Cualquier disco del grupo islandés Sigur Rós. Sus canciones instrumentales son una invitación para detenernos unos instantes, relajarnos y aprender a relativizar las cosas que nos pasan, adquiriendo una nueva perspectiva más sabia y comprensiva.

    ¿QUIÉNES SON NUESTROS MAESTROS?

    Si decidimos ver la vida como un continuo proceso de aprendizaje, empezamos, casi sin darnos cuenta, a mirar e interpretar a las personas que nos rodean de una manera más sabia y constructiva. Ya no juzgamos ni criticamos lo que nos molesta de los demás, sino que tratamos de comprender qué tiene que ver con nosotros. Un "maestro" es "cualquier persona cuya presencia, actitud y comportamiento provocan que nos perturbemos a nosotros mismos". En vez de adoptar la postura victimista de tratar de cambiar a los demás, verlos como maestros es una invitación para cambiarnos a nosotros mismos, un aprendizaje.

miércoles, 18 de junio de 2014

Diego Torres - La Ultima Noche


Quiero terminar 
con toda la esperanza que quedó 
hoy voy a arrancar 
lo que ha quedado en este corazón 
siento que olvidar 
la ultima mirada que me dio 
puede ahogar por fin 
el último recuerdo de su voz 
Porque he llorado tanto tanto tanto 
que no siento 
mi lagrima quemandome 
ay quemandome en el cuerpo 
Ay de mi que esta maldita luna 
borre de mi pecho este dolor 
ay de mi es la última noche 
que voy a sufrir por este amor 
Quiero despertar 
mirando las estrellas otra vez 
hoy van a brillar 
los cielos que me han visto padecer 
Creo que soñar 
los besos que me has dado por amor 
pueden alcanzar 
para curar mi pobre corazón 
Voy a quedarme solo solo solo 
solo y vivo 
dejando que se pierda 
poco a poco en el olvido 
Ay de mi que esta maldita luna 
borre de mi pecho este dolor 
ay de mi es la última noche 
que voy a sufrir por este amor 
Voy a quedarme solo solo solo 
solo y vivo 
dejando que se pierda 
poco a poco en el olvido 
Para matarla pronto pronto 
para olvidarme todo todo 
para quedarme solo solo 
y vivo 
Ay de mi que esta maldita luna 
borre de mi pecho este dolor 
ay de mi es la ultima noche 
que voy a sufrir por este amor 
Ay de mi que esta maldita luna 
borre de mi pecho este dolor 
ay de mi es la ultima noche 
que voy a sufrir por este amor.

miércoles, 11 de junio de 2014

Muy importante un programa q te lee en tu movil

"IVONA TTS".

Es un programa que lee cualquier texto de tu movil!!!!! con una calidad altísima, y a la velocidad q tu quieras.(TTS Text to Speech).

Yo llevo años usandolo!!!!

Si lo juntas con un lector de libros electrónico en tu movil como Moon Reader puede leerte libros o resúmenes interesantes.

Ej los artículos de este blog, los copias y los guardas como un texto articulo.txt lo lees desde el moon reader y desde este programa haces que lo lea en voz alta, ya esta, ya escucharas el texto sin tener que leerlo.

No es por pereza!!!!!

De esta forma por ejemplo puedes estudiar leyéndolo tu y escuchándolo simultáneamente.

O incluso escucharlo como meditación algún texto antes de dormir.

Espero que os guste!!!


lunes, 9 de junio de 2014

Mao Zedong provoco la muerte de mas de 36 millones de chinos por hambre

Secretos de la hambruna que provocó Mao Zedong

Entre 1958 y 1962, el líder comunista ordenó la colectivización del campo y la industrialización forzada, lo que causó la muerte de 36 millones de personas. Un periodista chino publica una investigación que por primera vez revela la verdad acerca de un espantoso acontecimiento sobre el que no hablan los jerarcas de China.
Texto: Ángel Páez.

Una de las mentiras favoritas del régimen comunista de China es negar la hambruna  y la represión que se cobraron la vida de 36 millones de personas, como resultado de las políticas de colectivización forzada del campo y la industrialización compulsiva que diseñó Mao Zedong. Hasta el día de hoy los jerarcas del Partido Comunista de China (PCCh) atribuyen los fallecimientos a sucesivos desastres naturales, que, según ellos, coincidieron con los planes de Mao. Yang Jisheng, un ex reportero chino de la agencia oficial de noticias Xinhua, durante más de una década se dedicó subrepticiamente a la recolección de documentos y testimonios que acreditan que la espantosa hambruna existió. Lo que motivó a Yang a investigar el caso fue la muerte de su padre. Una víctima de Mao.



Si el italiano Primo Levi relató en el libro Si esto es un hombre (1947) la brutal experiencia como recluso en el campo de exterminio nazi de Auschwitz, así como el ruso Aleksandr Solzhenitsyn describió los horrores de los campos de trabajos forzados del estalinismo en Archipiélago Gulag (1973), y Denise Affonço testimonió sobre la demencia de Pol Pot –mataron a su esposo e hija en una prisión– en El infierno de los jemeres rojos (2009), el reportero Yang Jisheng en Lápida: la gran hambruna china 1958-1962 (2012) derrumba el muro de mentiras oficiales sobre la escasez de alimentos más letal de la historia provocada por la mano del hombre.



El libro también es un tributo a Yang Xiushen, el padre del periodista chino Yang Jisheng, porque –lo sabría durante la búsqueda de información– su progenitor   fue una de las 36 millones de víctimas. De hecho, la historia que narra Yang empieza con la devastadora pérdida de su padre debido a la inanición.



Era 1959 y Yang había dejado su hogar en Wanli para estudiar en una escuela de la juventud comunista, a la que había ingresado cinco años antes. Un compañero le confió que había escuchado que Wanli era un pueblo fantasma y que su padre estaba muy enfermo. Yang marchó de regreso con varias raciones de comida. Lo que encontró lo marcó para siempre. Escribió:



Mi padre estaba medio recostado en su cama, con los ojos hundidos y sin vida, con el rostro demacrado, la piel arrugada y flácida. Trató de extender su mano para saludarme, pero no la pudo levantar. Esa mano me recordó el esqueleto humano en mi clase de anatomía. A pesar de que estaba cubierto con una capa de piel seca, nada ocultaba los huecos de la estructura ósea. Yo no sabía que se trataba de la desnutrición. (...) Le preparé el arroz que le había llevado pero fue inútil porque ya no tenía fuerzas para comer. Tres días más tarde partió de este mundo.



El gran timonel



Sobre la hambruna provocada por Mao y la cúpula del PCCh han escrito historiadores de la importancia del holandés Frank Dikötter, autor de La gran hambruna de Mao: la historia de la más devastadora catástrofe 1958-1962 (2010),  una celebrada y premiada investigación que concluye que los muertos fueron 45 millones. O, más recientemente, Zhou Xun, historiador de la Universidad de Hong Kong, ha publicado La gran hambruna en China 1958-1962: una historia documental. Se trata de la publicación de excepcionales archivos oficiales chinos sobre la muerte por hambre de millones debido al totalitarismo chino. La diferencia con el libro de Yang Jisheng, ahora de 72 años, es que se trata de un ex empleado del régimen comunista que aprovechó su condición de periodista de la agencia oficial Xinhua para hablar con funcionarios de la época y sobrevivientes de la hambruna y obtener documentos oficiales sobre lo ocurrido en la época. Es una historia contada desde adentro.



En 1958, el líder Mao Zedong ordenó a 550 millones de campesinos a organizarse en comunas para autosostenerse e incrementar la producción agrícola. Paralelamente, el gran jefe del PCCh aplicó la colectivización en las ciudades para alentar la industrialización masiva y compulsiva, bajo el supuesto de que si se ponía a trabajar a la mayoría de la inmensa población podía superar los niveles de producción de acero de Inglaterra.



Esta serie de medidas, conocidas como el "Gran salto hacia adelante", cuyo arquitecto fue Mao Zedong, se ejecutaron simultáneamente mediante el uso intensivo de la violencia. Los que se oponían eran detenidos, torturados y asesinados. Los que escapaban de las comunas también eran pasados por las armas. Como reporta Yang Jisheng, los muertos no eran solo producto de la hambruna sino también de la sangrienta maquinaria represora del partido comunista. ¿Qué otro resultado podría haber conseguido Mao si se había inspirado en el programa de colectivización de José Stalin, que entre 1932 y 1933 produjo la muerte de 10 millones por hambre en Ucrania?



En 1999, cuando viajó a Henán, Yang, entonces periodista de la agencia oficial Xinhua, tropezó con Yu Wenhai, un poblador que le confió que era un sobreviviente de la hambruna y le indicó dónde habían sido enterrados los millares de cuerpos. Yang supo entonces que la desaparición  de su padre no fue producto del infortunio sino de las políticas inhumanas de Mao. Cansado de elogiar al régimen comunista, decidió investigar  en secreto lo que los jerarcas chinos no querían hablar nunca. Yang le dijo al periódico británico The Guardian:



Al comenzar el libro me deprimí terriblemente al leer los documentos (sobre la hambruna). Pero después de un tiempo quedé como hipnotizado, de otro modo no podría haber avanzado. Al morir mi padre tenía 18 años y sólo sabía lo que el Partido Comunista me decía. Todos fuimos engañados. Yo era muy rojo. Formaba parte de un equipo de propaganda y creí que la muerte de mi padre fue una desgracia personal. Nunca pensé que había sido una víctima del gobierno. Desde entonces, cuando recuerdo lo que escribí (en la agencia de noticias), me dan ganas de quemarlo todo.



Cuando escuchó los informes sobre poblaciones enteras arrasadas por la hambruna, Mao lo atribuyó a los supuestos malos hábitos de los campesinos: "Ellos esconden la comida y son de lo peor. ¡No tienen espíritu comunista! Los campesinos son campesinos al fin y al cabo. No pueden comportarse de otra manera". Luego, recomendaría no comer demasiado. "Pienso que es bueno comer menos. ¿De qué vale comer mucho y tener una enorme barriga, como los capitalistas que aparecen en los dibujos animados occidentales?". En ese mismo momento, los hambrientos campesinos, debido a la falta de alimentos, practicaron el canibalismo para sobrevivir, como lo pudo comprobar Yang Jisheng. Según el periodista, todo tiene una explicación:



La razón básica de por qué decenas de millones de chinos murieron de hambre fue el totalitarismo. (...) Mao fue el creador de ese modelo y él era una criatura salida del mismo. El totalitarismo es el más atrasado y bárbaro e inhumano de todos los sistemas existentes en el mundo moderno.



El libro de Yang Jisheng es una lápida en honor a su padre y a los 36 millones de muertos por la hambruna maoísta. Pero también es un baldón para el gobernante Partido Comunista de China.

sábado, 7 de junio de 2014

Vivir el perdon

Libro muy interesante Vivir el perdón, web www.vivirelperdon.com


Elijo paz ahora
Suelto toda la historia
audioMp3
Todo
el conflicto está en mi mente 


Responsabilidad mental 
Me libero de toda expectativa sobre ti.
No espero nada de ti. Te libero y me libero.
No quiero que me trates de ningún modo, no quiero que me hables de ninguna forma. Sé tú mismo.
No deseo que cambies.
No espero que digas nada, ni que pienses nada, ni que sientas nada.
Renuncio a toda exigencia sobre ti.
No necesito nada de ti, pues te acepto tal cual eres.

Lo he visto y me libero
Liberarme del programa


El ataque no tiene sentido
Renuncio al sufrimiento


Si es sufrimiento, es culpa Si es culpa, es falso
Corregir la percepción 


He visto el programa dentro de mí. Regreso aquí y ahora.
Elijo paz y sonrío en mi inocencia. Lo he visto y me libero.
Yo no soy eso.

Esto que veo no puede ser
de otra manera.
Pero mi percepción puede cambiar, pues está en mi mente.
Elijo cambiar mi percepción.

Permanezco atento a
mis pensamientos de conflicto. Y, si los veo aparecer, celebro darme cuenta.
Lo he visto y me libero.
Me libero del programa.



Siento enfado, me han ofendido, estoy dolido.
Estoy preocupado,
tengo miedo, desconfío.
Me siento mal conmigo mismo, siento culpa, me siento erróneo. Ante esta situación, sea la que sea, ¿qué elijo?:
¿paz o conflicto?

Respiro y me digo internamente: «Elijo paz ahora».
Dejo a un lado todo el asunto, todo el entramado
de pensamiento de dolor, suelto toda la historia
y me repito lentamente: «Elijo paz».
Y espero a sentirla, respirando y repitiendo muy lentamente: «Elijo paz».
Siento el efecto de mi elección. Agradezco reconocer esta libertad interna y poder ejercerla. 


Siento una emoción.
Ya no tengo que preguntarme su causa. Si me siento mal, es que percibo incorrectamente.
Es una proyección desde la culpa inconsciente.

Si es sufrimiento, es culpa. Si es culpa, es falso.
Es un programa.
Lo he visto y me libero.

Siento rabia, dolor, temor o culpa; si es tenso, es culpa.
Si es culpa, es falso. Elijo paz ahora.


El ataque no tiene sentido.
La culpa no sirve para aprender.
El sufrimiento no es necesario para crecer. El miedo no nos mantiene preparados.

Yo soy comprensión,
me niego a jugar con la locura. Renuncio al sufrimiento, mi máximo objetivo es la paz. El ataque no tiene sentido.

Yo soy comprensión,
en la luz es evidente.
Basta de locura y sufrimiento. Renuncio a volver a hacerme daño.

No necesito sufrir, no necesito culpar, no necesito temer.
El ataque no tiene sentido. 


Yo siento
Aceptar el sentir


Soltar expectativas
Me libero y te libero


No puede hacer nada distinto
de lo que hace
Veo inocente la inconsciencia


Todo
el conflicto está en mi mente 

Responsabilidad mental 


Entra en relajación, respira suavemente y, después, imagina que estás delante de la otra persona.
Visualízalo tranquilo, mirándote y escuchando atentamente lo que le tienes que decir.
Ahora, di en voz alta −de un modo suave pero decidido− cada una de las siguientes frases
como si te dirigieras directamente a él o ella. Después de cada frase, inspira profundamente y siente. Deja mucho espacio entre una y otra.

Me libero de toda expectativa sobre ti.
No espero nada de ti. Te libero y me libero.
No quiero que me trates de ningún modo, no quiero que me hables de ninguna forma. Sé tú mismo.
No deseo que cambies.
No espero que digas nada, ni que pienses nada, ni que sientas nada.
Renuncio a toda exigencia sobre ti.
No necesito nada de ti, pues te acepto tal cual eres.

Repítelas de nuevo todas, lentamente, dejando suficiente espacio como para sentir entre cada una de las frases. Quédate unos minutos en silencio acompañando a tu sentir.
La causa de lo que siento
está en mi subconsciente.
Si me siento mal, es porque percibo mal.

Renuncio al victimismo. Abandono la proyección.
Ahora tomo el poder.
Soy responsable de lo que siento; porque la causa de lo que siento está en mí. Todo el conflicto está en mi mente.

Renuncio a culpar a nadie por lo que siento. Atacar mentalmente no tiene sentido.
El ataque no es mi naturaleza. Renuncio al ataque,
pues solo me hace sufrir.

No hay causas fuera de mí. Nadie me ha hecho nada. Todo el conflicto está en mi mente.
Todo sufrimiento es culpa,
y la culpa es falsa. Perdonaré esto para, así,
verlo de otra manera.
En silencio recuerdo: «Soy inocente». Elijo paz ahora.



Sensibilízate a cualquier emoción
en el mismo momento de sentirla.
Hazte presente en ella,
haz que la luz de tu conciencia ilumine tu sentir. Detente a honrar tu sentir, cualquiera que sea. Siente tu tristeza, hónrala.
Siente tu miedo, siente tu ansiedad, siente tu dolor. Todo ello está llamando tu atención.

Abandona todo pensamiento y enfoca tu conciencia en el interior.
Deja de dar nombre a tus sentimientos.
Di simplemente: «Yo siento», y respira. Hazlo sin pensar,
entrega toda tu conciencia a esta experiencia.

Di: «Yo siento», y entrégate a sentir
en tu cuerpo todo lo que hay.
Deja que se extienda.
El sentir es vida pura aprisionada por ideas, el sentir es tu hijo al que atiendes en silencio. Respira y enfócate en tu interior
todo el tiempo que tu sentir te pida. Abrázalo y permite plenamente que suceda. Si, ocasionalmente, surge llanto, déjalo fluir sin interferencias.

Hazlo en cualquier momento en el que puedas sentir, date cuenta con total presencia de esa energía. Quédate ahí mientras respiras y
no permitas que tu mente elabore historias. Ahora no es el momento de pensar
cómo pasó o porqué:
acepta tu sentir y acepta el sentir del otro.
Di simplemente: «Yo siento», respira profundamente y deja que se extienda el sentir.

No intentaré cambiar su mente mediante el ataque.
En este momento, no puede hacer nada distinto de lo que hace.
Ve lo que ve. Siente lo que siente. Es consciente de lo que es consciente. Es inocente de su inconsciencia. Un programa la rige,
hasta que ella decida mirar mas allá. Ahora lo decido yo.

Ella no es eso.
Renuncio a culparla por lo que siento. Lo he visto. Es un programa. Renuncio a mi ataque mental. Ella es lo mismo que yo,
amor y comprensión,
y no lo que veo.

Renuncio a la inconsciencia.
No intentaré cambiar a mi semejante mediante el ataque.
En este momento, no puede hacer nada distinto de lo que hace. Elijo perdonar.
Elijo paz.


No sé
Humildad


El perdón cotidiano de la proyección: 3-1
Reconozco el espejismo


Todo está en mi mente
Nadie me hace nada


La decisión de perdonar
Elijo ver amor



En cuanto percibas que estás atacando, juzgando o rechazando a alguien, toma conciencia del juicio que hay en tu mente: «X es...» o «X me hace...».
Observa el juicio afuera (tercera persona: él) y, después, pásalo de tercera a primera persona.
Permanece atento a tu interior para descubrir, intuitivamente, un aspecto similar de culpa que hay en tu mente, sobre tu propio personaje, aunque lo sientas con otra forma, tiempo o grado.
Toma conciencia del juicio similar que, inconscientemente, haces sobre tu propio personaje (primera persona: yo).
No permitas que este ejercicio se convierta en una investigación o un juicio sobre ti mismo. En cualquier momento en que encuentres al investigador haciéndote creer que realmente eres culpable, aplica el «no sé». Presta atención para detectar si te sorprendes haciendo planes para portarte de una manera distinta.
Lo que importa es que has descubierto el aspecto de culpa, no el aspecto en sí. Pues si es culpa, es falso.

Abandona las estrategias de corrección de tu personaje. Este es un ejercicio de conciencia. Si te enredas en el intento de programar un comportamiento correcto, es muy probable que la culpa te atrape.
Céntrate en tomar conciencia.

Siempre, cierra el ejercicio en silencio, aplicando el enfoque «Lo he visto y me libero».
Relájate, respira y dedica un momento a sentir el silencio. Luego, di muy lentamente las frases siguientes, dejando tiempo después de cada una de ellas para respirar profundamente y sentir.
Elijo ver a X absolutamente limpio de toda mancha.
Puede ser que ahora mismo no lo sienta así, pero, sin duda, quiero sentir a X totalmente inocente.
Elijo verlo absolutamente inocente.
Deseo sentir a X completamente inofensivo, como si no fuera ninguna amenaza para nadie.
Es mi voluntad percibirlo sin ningún temor. Elijo sentir a X desde una total paz y aceptación. Quiero verlo con los ojos del amor. Deseo ver la comprensión en X.
Es mi voluntad ser aceptación.

Finalmente, respira y pon toda tu conciencia en el sentir.
No importa que en ese momento no puedas ver así a esa persona.
Sé consciente de tu profundo deseo de que así sea.


Cuando estás absorto en dudas, en anticipaciones, en juegos, y sobre todo en mitad de un conflicto, entrénate en este ejercicio limpiador. Simplemente, di no sé, respira y
suelta toda la importancia de las ilusiones mentales.

No sabemos, nunca hemos sabido, ni nunca sabremos si nos basamos en la mente programada.
Tu personaje vive de pensamientos heredados
de otros que no sabían,
la cultura se fundamenta en suposiciones.

No supongas, di firmemente: no sé.
No adivines, di sencillamente: no sé.
No dudes.
Libérate de la confusión reconociendo que no sabes. No fabriques historias y culebrones,
di no sé y vuelve al ahora,
el único momento que comparte tu realidad.
¡No tienes porqué saber! ¡No tienes porqué comprender!

Usa el pensamiento de las formas solo para las formas, operaciones prácticas y materiales,
para los trámites de lo cotidiano.
No le permitas decidir en tu comprensión profunda de la vida ni en las relaciones humanas.
Libérate de las ilusiones de tu aparente conocimiento. Deja espacio para que aflore la auténtica inteligencia. Di no sé y ábrete a saber de verdad.
Únete a la vida en sus decisiones, se una con ella. Cuando la verdadera inteligencia te visite,
no tendrás duda y sabrás.

Contemplo la proyección: en todo momento,
el conflicto que aparece brota desde mi interior.

Las personas me representan, las relaciones me mueven, el sentir me experimenta: todo está en mi mente.
Abandono la proyección, dejo la lucha de las sombras, renuncio al juicio de las formas. Regreso al mundo de las causas.
En mi subconsciente está el conflicto. Solo una idea lo encierra y yo tengo la llave. El conflicto está en mi mente
y el poder también.
Todo está en mi mente.


Elijo cambiar mi percepción
Pido ayuda


Acepto la sanación
Elijo amanecer


No pudo ser de otra manera
Renuncio al control


Lo dejo en manos de la Paz
Soltar


Tensión, ansiedad
culpa, juicio
miedo, preocupación
incluso prisa o necesidad...
Mi niño me avisa,
estoy derrochando mi atención en lo falso.

Una gran piedra, aparentemente sólida y real está frente a mí,
porque la sujeto firmemente con mis manos:
mi atención la sostiene.
Creí que en el sufrimiento estaba mi salvación.

Ahora miro a mi interior y nace la luz en mí. Acepto la sanación. Elijo amanecer.
Recibo a la luz en mi interior con gratitud. Solo mis propias creencias
me estaban afectando.
Ahora siento la liberación.
Te lo doy todo ahora.
Acepto la sanación.

Ante cualquier perturbación, recuerdo la verdad y lo dejo en manos de la paz.
Lo dejo en manos de la paz. Y lo suelto.
En silencio disfruto de la verdad.
Me hago a un lado y soy uno con lo que la vida quiere. Ante una situación que temo enfrentar, le hablo al Ser:

No sé qué es lo que tengo que hacer ni qué tengo que decir.
No sé qué es mejor ni peor. Suelto el control y me hago a un lado, pues solo soy un instrumento tuyo. Lo dejo en manos de la paz.

Elijo la paz y su desapego, el sosiego de la verdad.
Te dejo pasar. Siento el espacio que se abre dentro de mí. Comparto mi rumbo con la paz.
Descanso en el Ser.

Elijo conscientemente la paz en este proceso.
Si siento rabia o decepción, lo dejo en manos de la paz. Si siento pesar, pérdida o soledad,
lo dejo en manos de la paz.
Si siento preocupación o desconfianza,
lo dejo en manos de la paz.
Si siento dolor, lo dejo en manos de la paz.
Si tengo dudas o confusión, lo dejo en manos de la paz.
Dejo que por mí fluya el Espíritu. Abro espacio para la gracia en mi vida. No tengo por qué ir solo en este viaje. Lo dejo en manos de la paz.


Siento la emoción,
el conflicto está en mi mente. No estoy en paz,
mi percepción es incorrecta.

Pido ayuda,
elijo cambiar mi percepción. Estoy decidido a ver de otra manera.

Te lo doy todo ahora,
pues no sé nada.
Te entrego mi mente. Deseo ver belleza, decido ser feliz.
Elijo paz,
quiero ver con los ojos del amor.

Pido ayuda,
elijo cambiar mi percepción, estoy decidido a ver de otra manera.

Nunca he controlado nada. Nunca controlo nada. Nunca controlaré nada. Renuncio al control.
Es una ilusión.

Confío en la vida.
Todo pasó como pasó.Y ya pasó.
Lo demás es fantasía, forcejeo y resistencia.

Me libero de la culpa.
Me libero de la resistencia. Me libero del miedo.
Me libero del control. Renuncio a la creencia en el caos.

La libertad es interior,
reside en lo profundo de mi mente, en el mundo de las causas.
En el mundo de los efectos,
la libertad de los cuerpos es pura ilusión.

Me libero del control.
No pudo ser de otra manera.
No puede ser de otra manera.
No podrá ser de otra manera, sino como es.


Perdón impersonal
Elijo ver belleza


La mirada del amor
Te veo


Los cinco pasos
Proceso meditativo de perdón


Siéntate, relaja todo el cuerpo y comienza con este proceso ante cualquier circunstancia
de conflicto o pérdida de paz.

Yo siento: acepto mi sentir.
Todo el conflicto está en mi mente: abandono la proyección y reconozco que el conflicto se debe a una interpretación en mi mente, una percepción incorrecta.
No sé: desmonto todos los juicios programados −uno a uno− sobre la persona o la situación a perdonar, diciendo «no sé» a cada uno de ellos,
según aparecen en mi mente.

Elijo cambiar mi percepción: deseo ver belleza, deseo ser feliz. Elijo la paz, elijo ver con los ojos del amor. Pido ayuda, elijo cambiar mi percepción, estoy decidido a ver de otra manera. Entrego mi mente.
Me dejo en manos del Ser.

Acepto la sanación: acepto lo que es. Entro en sintonía con la aceptación de mi experiencia de vida tal y como es, o del suceso conflictivo tal como pasó.
Cierra el ejercicio meditativo sintonizando con el agradecimiento. Di lentamente «gracias» varias veces, permitiéndote sentir.


En cualquier momento, tómate unos pocos minutos para practicar el perdón con personas desconocidas. Contémplalas y observa tu interior.
Utiliza tu guía emocional para comprobar si surgen señales de juicio, pequeñas emociones, micropensamientos de clasificación, asociaciones con el pasado, fugaces señales de rechazo o condena en tu mente hacia las personas, ya sea por su apariencia, aspecto, gesto, movimiento, actitud, etcétera. ¿Sientes una sutil tensión interna en esta percepción formal? Toma conciencia de este estado mental.

Entonces, cierra los ojos un instante y di para tus adentros: «Elijo ver belleza. Elijo ver amor».
Respira, siente tu decisión y repítela:
«Elijo ver belleza. Elijo ver amor».

Cuando estés preparado, abre los ojos y, ahora, permítete ver en cada rostro más allá de su apariencia externa, para sentir su esencia.
Represéntala como una luz. Visualízala en su corazón, en su rostro o rodeándolo, si lo prefieres. Reconoce, interiormente, que cada persona tiene una naturaleza pacífica, amorosa y sabia.
Ahora, repite lenta y silenciosamente, dejando espacio entre cada frase para sentir: «Te veo, te reconozco como lo que eres. Eres amor. Honro tu presencia.
Yo soy tú, tú eres yo. Somos lo mismo».

Puedes terminar, una vez que has llegado a este estado, diciendo interiormente a cada rostro un suave:
«Te amo. Gracias».

Abandona todo pensamiento operativo por un momento y, mirando o visualizando a otra persona, di interiormente estas frases con lentitud, sintiendo profundamente el espacio de la conciencia entre ellas:
«Eres conciencia. Soy conciencia. Somos lo mismo.
Te veo».

Respira y siente. Permite que cambie tu estado de conciencia poco a poco.
«Eres amor. Soy amor. Somos amor.
Te amo».

Finalmente, cierra este ejercicio con las siguientes frases:
«Solo siento agradecimiento por ti.
Te dejo ser, pues eres amor. Gracias».