miércoles, 14 de octubre de 2015

El perdón

el perdón

El perdón nos llevará a reconocer que jamás hubo nada que necesitase ser perdonado.
El perdón realmente sucede en la mente. El perdón es un trabajo de expansión de la conciencia, una ampliación definitiva del punto de vista, una nueva visión de la vida. También es un entrenamiento de nuevos hábitos mentales, un nuevo modo de ver al otro y a ti mismo.
El proceso en si es todo un camino de empoderamiento, de toma de responsabilidad y de constante superación del miedo, la culpa y el dolor. Para empezar, el proceso implica ir más allá de la apariencia. En la perspectiva que tienes de la otra persona o de la situación, no te puedes estancar en un punto de vista ya que precisamente eso es lo que te ha llevado al dolor.
El modo antiguo de ver el asunto, cualquiera que sea, ya lo has probado suficientemente. En fin, lo de atacar y defenderte ha sido el fundamento de tu educación, de tu competencia en cualquier terreno, de tu búsqueda de poder, de tu seguridad y de la mayor parte de tus reacciones. Ha determinado tu comportamiento y no ha solucionado el dolor. El perdón implica probar algo nuevo.
La disposición de aprender y la presencia son fundamentales. Se requiere por encima de todo que tú estés aquí y ahora. El perdón se fundamenta en una característica actitud de responsabilidad una vez que decides practicarlo o entrenarlo cada día con cada vez más sensaciones, pensamientos y sentimientos de dolor, miedo o culpa. Porque el perdón trabaja con lo que necesita ser sanado, con el odio y el sufrimiento.
El perdón comienza con la observación de la rabia, la ira, los enfados y el rencor. A estas emociones las  podemos llamar las del tipo "odio". Son los indicativos más superficiales de que hace falta perdón. Todos ellos son emociones que ocultan dolor, miedo, sensación de incapacidad, soledad y siempre culpa. Cuando ves a una persona enfurecida, lo que realmente está ahí es alguien asustado que está pidiendo ayuda como sabe y como puede. Un niño herido y revoltoso.
Después, cuando el proceso del perdón avanza, se trabaja con la identificación al dolor o  victimismo, ya que el perdón desarrolla en ti la actitud de la responsabilidad. Eres responsable de tus sentimientos. El mundo te ha enseñado que eres víctima de lo que te ocurre y de las circunstancias. Por eso te ha puesto a la defensiva. Pero con el perdón aprendes que no es así. Eres responsable de la manera en la que ves las cosas y siempre puedes elegir verlas de otra manera. De una primera decisión de ver las cosas de otra manera ha surgido toda una actitud de responsabilidad y se va asentando en ti cada vez que la decisión se renueva. Por tanto, la actitud nos lleva a una decisión tras otra, un cambio de percepción tras otro. Así vamos perdiendo la adicción al sufrimiento o victimismo.
Después de la primera decisión y de reconocer una nueva actitud, se desencadena un proceso lento y paulatino que nos libera de ataduras, de culpas, de conceptos del pasado y del peso del victimismo. Y todo ello lo hace sirviéndose de toda la tecnología cósmica en cada instante.
El perdón está utilizando el juego de la vida para que trabajes directamente y sin escusas la observación de tu ego, de la manera más sencilla y directa posible. Y también de la más amable. El proceso está desmontando tu ego y te está llevando a reconocer lo que verdaderamente eres: amor puro. Y lo logra, porque te permite expresar amor sin lugar a dudas.
El perdón tiene razón de ser desde que existe la culpa, ya que su objetivo final es la liberación de la culpa. Te quita la más dura de las cargas y te enseña a vivir sin ella. Y también te enseña el motivo por el que necesitas juzgar. Era el modo con el que creías liberarte de la culpa antes de conocer el perdón. La intentabas proyectar a los demás.
El perdón solo puede ser medido por un efecto interno: proporciona una profunda paz y una libertad auténtica. Finalmente, el proceso desemboca en una nueva forma de vida en la que el miedo se ha visto minimizado, tanto como la culpa y el sufrimiento. Este es el motivo por el que el perdón es verdaderamente "el tema" que nos atañe en esta vida. Es el verdadero objetivo interno y profundo de tu ser. Es la sanación de la mente.
Aunque tu entrenamiento en presencia, meditación, contemplación y auto-observación sea aún temprano, partiendo de lo que tienes en este momento, el perdón te llevará a donde tú quieres ir y no más allá, ya que el proceso depende estrictamente de tu voluntad auténtica. Tú podrás regular lo que te da miedo y lo que puedes afrontar. El universo no tiene prisa y no debes forzarte.
El perdón es exclusivamente un proceso interno. Puedes perdonar a tu ex-marido y eso no implica darle la razón o reconciliarte. El perdón te llevará a un sitio donde la razón no importa, porque ya no necesitas confrontarte con nadie. El perdón no implica que tengas que unirte a la persona a quien perdonas, ni elegir estar junto a ella. El perdón es interno. Lo que suceda en lo externo puede tomar diversas formas y ninguna es específica del perdón. Puedes perdonar a una persona pero considerar oportuno separarte de ella o denunciarla, o tomar otro camino. El perdón destierra la necesidad de atacar a los demás. Y su única consecuencia definitiva que lo valida es la profunda sensación de paz, liberación, empoderamiento y evolución. El perdón es un salto cuántico de la conciencia, una diferencia sustancial a nivel de autorrealización, de seguridad en ti mismo, de auténtico logro.
El perdón no resta libertad, sino que te instala poco a poco en una libertad intrínseca, clara y profunda. Una seguridad en ti mismo que ninguna otra cosa es capaz de transmitirte de un modo más cierto y firme. Cada paso en el perdón te da mayor firmeza y libertad. El perdón nunca te quita nada, ya que solo sucede cuando eres capaz de soltar. Y nunca antes.
El perdón te libera de la culpa, el miedo y el dolor, y para ello comienza con las capas más superficiales del ego y acaba con el mismísimo concepto de "yo" puesto en cuestión.
El tesoro espiritual se encuentra en perdonar. Las relaciones en sí mismas encierran la posibilidad de salvarnos de nuestra propia mente.
El perdón requiere de tu guía emocional intacta y despierta, con lo cual debes de ser amable y sincero contigo mismo en todo momento. La represión no es perdón, ni la sumisión a los gustos de los demás. Este es el principal motivo por el cual tu niño o niña interna será una figura esencial en el trabajo del perdón. No puedes ignorarla, ni reprimirla, ni reprenderle nada a esta figura o aspecto de ti mismo. Debes dejarle que sea tu luz para ir conociendo todo lo falso en ti. Tu niño o niña interna está especializada en el dolor, ha recibido impactos de culpa incomprensibles y siente mucho miedo. Espera pacientemente, realizando sus propias "creaciones" desde el subconsciente, a tu decisión de perdonar, y te ayudará si estás aquí, atento y receptivo.
Hazte amigo de ella. Y deja que te guíe. Necesitarás su luz en cada instante. Su luz es la emoción que indica lo que es verdad dentro de ti en este momento. Y ahí radica todo. Eso es justo lo que debes de mirar y aceptar ahora. Ella te proporciona la sensibilidad necesaria para tomar una decisión.
El perdón comienza siempre con una decisión. Es importante darse cuenta del aspecto volitivo y libre que desencadena todo. La decisión de perdonar se reconoce porque algo dentro de ti está "de repente" dispuesto a ver a la persona o a la situación de otra manera. Entonces comienza el perdón. Puedes soltar la emoción que ya has aceptado, puedes trascenderla y lo haces encontrando un modo de ver nuevo y revelador. Sueltas la emoción y viene el regalo de la comprensión y la aceptación. Entonces sueltas la idea de ataque. Deja de tener sentido para ti.
Esta nueva percepción del asunto, esta búsqueda descubre un milagro: hay una posibilidad de perdón en tu mente, existe salvación.  Una luz en tu camino. Algo se ha conectado dentro de ti y te ha conectado con los demás. Algo de repente mira seriamente al Amor y va a buscarlo más allá de la niebla del dolor, el miedo y la culpa.
Jorge Lomar
Escritor, facilitador y terapeuta. Co-fundador de la Escuela del Perdón.

DESEO Y MIEDO

Texto: Nale.

DESEO Y MIEDO

   Podríamos entretenernos en múltiples matices del deseo y del miedo, desde una sociedad de consumo-Eros, hasta el miedo como herramienta de control social, sin embargo, la propuesta es concentrar el tema en la fructífera relación entre deseo y miedo,apuntar hacia las posibilidades del deseo y del miedo de convertirse en proyecciones. En dicho mapa, el miedo podría  representar el pasado(su incerteza se proyecta en el futuro pero subyugada por la experiencia del dolor/ sufrimiento del pasado) y el deseo el futuro (de nuevo, con la memoria del placer del pasado, pero reinterpretada y volcada hacia la promesa futura). De todos modos, pongamos el énfasis en un momento u otro, tales proyecciones, se muestran cómo maneras de evadirnos del presente.
   La intención de esta reflexión es tomar deseo/miedo cómo un tándem que merodea en torno a otros como placer/dolor o vida/muerte *1.  Se trata de un deseo considerado cómo una unidad compleja,  cognición, proyecto,  sentimiento hilado por pensamientos, más bien especulaciones y visiones fugaces de la imaginación, alejadas de lo que podríamos llamar un deseo inmediato y puro hacia algo que es posible satisfacer.
 
  La primera observación que quisiera plantear es el hecho de que cuando avanza el deseo lo más probable es que el miedo de no poder satisfacerlo surja en algún momento. A nivel fisiológico el miedo nos genera hormonas y neurotransmisores que nos incitan a la acción, defensa o huída, según decida nuestro gestor que es lo más pertinente. Nos genera un estado de consciencia en los que se activan mecanismos de supervivencia y no, precisamente, de amor y paz interior. Se suele hablar del miedo cómo una emoción aprendida en base a la experiencia del dolor. Podemos decir que una  proyección-deseo suele albergar el miedo de no lograrla;todos hemos vivido la experiencia. La dificultad de satisfacer una proyección de este tipo, es decir, de que la vida suceda cómo nos la imaginamos, es muy excasa, porque la realidad no suele depender únicamente de nosotros (por lo tanto, es difícil que sea cómo la imaginamos). Así, las posibilidades de autogerenarnos frustración, son tan amplias cómo nuestra creatividad.
  La felicidad y la libertad empiezan con la clara comprensión de un principio: algunas cosas están bajo nuestro 
control y otras no. Sólo tras afrontar esta regla fundamental y haber aprendido a distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no, serán posibles la tranquilidad interior y la afectividad exterior (…)
Intentar controlar o cambiar aquello que no podemos cambiar tiene como único resultado el tormento. *2
 
Invertimos ahora la relación. Vemos fácilmente que el deseo genera miedo;es suficiente que exista al menos una posibilidad de que pueda no lograrse. Pero también es posible observar cómo el miedo da lugar al deseo.
 ¿ Por qué motivo escapamos de los hechos reales? Tenemos miedo de morir-estoy meramente tomando esto como un ejemplo-e inventamos toda clase de teorías, esperanzas, creencias, para disfrazar la realidad de la muerte. Para comprender un hecho debemos observarlo, no huir de él. *3

  (…)se ha dicho también que la pasión es el origen del sufrimiento, pero no hay ningún conflicto particular entre esas dos visiones. La pasión se refiere a la confusión de querer agarrrar siempre la siguiente situación posible. Al aferrarnos de continuo a las situaciones, perpetuamente damos nacimiento al deseo. De este modo, la pasión es una fuerza impulsora, motriz;pero subyacente a ello hay una sensación de incertidumbre, desconcierto e ignorancia. *4
   El miedo nos hace exagerar la importancia del éxito. Sabemos que la situación es importante, y por lo tanto desconfiamos de nosotros mismos y del destino, que llevará las cosas a la mejora. Debemos resistir el miedo antes de que se vuelva deseo y ambición de hacer algo.*5
 (…)Las primeras semillas del deseo despiertan cuando dudamos si tenemos alguna influencia en la situación, o cuando empezamos a temer que las cosas, por ellas mismas, no vayan a resultar correctamente.*6
     En fin, “La inmensa búsqueda del placer con sus temores”, como decía Krishnamurti, acercándonos a los intercambios entre deseo/ miedo- placer /dolor. De hecho, antes de comprender otros matices, pensaba que  la evitación del deseo*7, además de ser una tarea ardua para nuestra mente debido a la programación cultural, albergaba una ausencia de valor. Pensaba que evadir el deseo(y la persecución del placer implícita en ello), tenía cómo objeto minimizar el sufrimiento, pero había algo que me incitaba a verlo cómo una filosofía de cobardes. Se perdía pasión-vida, pensaba. Rastreando, he podido ver que J.A.Marina tiende a esta interpretación. Considero que es una buena representación de las tentaciones/confusiones de Eros. El autor mencionado considerará primero ciertas citas de Spinoza, Aristóteles y Goethe, citas en las que  la esperanza de Pandora*8, podría sustituirse por el tipo de deseo al que estamos apuntando.
Espinoza: El deseo no es sino una alegría inconstante surgida de la imagen de una cosa futura o pretérita, de cuya realización dudamos. Por el contrario, el miedo es una tristeza inconstante,surgida también de la imagen de una cosa dudosa.  
Aristóteles: Para que se tema es preciso que aún se tenga alguna esperanza de salvación por la que luchar. 
Goethe: Tengo encadenados y alejados de la comunidad a dos de los mayores enemigos del hombre: El Miedo y la Esperanza.
   Y  nos dice Marina: Si no deseo ni espero nada, no sufriré ninguna decepción. Pero me temo que tampoco emprenderé nada . *9
   Ciertas programaciones culturales hacen que ideas similares nos resuenen fácilmente, pero me inclino más a interpretar que lo que pretenden decir las recomendaciones sapienciales es que se realizaran acciones no motivadas prioritariamente por el deseo/miedo. Es más, puedo empezar a entender que hay otros tipos de placeres que ofrece la sabiduría que no se pueden alcanzar dejándose embaucar por Eros*10.
   No creo que tales recomendaciones impidan la acción, sino que restringen la acción fátua, superficial, individualista, egocéntrica, necia o programada por culturas/masas no excesivamente sabias*11. Pienso que tales recomendaciones inducen a la acción consciente, responsable y amorosa. No son mapas teóricos cerrados, estrictos, rigurosos, radicales. Son alimento vital inspirador.
(…)Tienes derecho a la acción. Pero sólo a la acción, nunca a sus frutos;no dejes que los frutos de tus actos sean la motivación para realizarlos. El secreto reside en actuar sin apegarse al fruto de sus actos, es decir, sin apoyar en el incierto futuro de la razón motivacional de la acción que realizamos en el presente. Sólo así se puede estar libre de temor y de deseo.*12
 
  Si consideramos la sabiduría cómo “una forma de vida que traía aparejada la serenidad de espíritu (ataraxia), la libertad interior (autarkeia) y la consciencia cósmica”,*13  podemos ver cómo este tándem nos aleja de tal trilogía.
   Por tanto, si usted puede observar todo sin permitir que el placer intervenga (…)si usted lo observa sin desear repetir la experiencia, entonces no habrá dolor ni temor, sino, por el contrario una tremenda alegría.
   La lucha por repetir y perpetuar el placer lo convierte en dolor(…)¿Ha observado usted lo que ocurre cuando se le niega un pequeño placer? Cuando no consigue lo que quiere, se torna ansioso, envidioso, odioso. ¿Ha visto usted cuando se le ha negado el placer de beber, fumar, del sexo o de lo que sea, ha notado cuántas batallas tiene que sostener? Pero todo esto es una forma del temor, ¿no es verdad? Usted teme no conseguir lo que quiere, o perder lo que tiene.(…) Si usted comprende, pues, que cuando se busca el placer tiene que haber dolor, viva de esa manera si así lo quiere, pero no caiga en ello por ignorancia. *14  

   Si nos damos cuenta de que el miedo, la duda y las emociones que las asisten tienen su origen en nuestra tendencia al desear, preguntar y preocuparse, entonces mirar adelante, atrás, o de soslayo, da pie a esta tendencia. Nuestro camino es proceder hacia delante inocentemente, manteniendo nuestra independencia interior a pesar de todos los desafíos, manteniéndonos alerta, firmes y serenos como un lago luminoso.*15  
   (…)la importancia de mantener nuestro centro de gravedad(independencia interior). El poder de la verdad interior depende de ello; lo cual significa que debemos estar libres de preocupaciones y deseos.*16    

    Las emociones como el deseo, la ansiedad, los sentimientos de negación y alienación no sólo impiden nuestra habilidad para percibir el cosmos, sino que también transmiten nuestra dependencia y debilidad con un efecto destructivo. Una debilidad interior que vacila entre el deseo y la duda, entre la esperanza y el temor, entre el gusto y el disgusto, es inmediatamente percibida por otros. Lo que es más, la dependencia y la debilidad, nos hacen objeto de rebeldía, agresión y desafío, recordándonos al juego del montón.*17  
   Bajo el dominio de deseo/miedo, perdemos  la capacidad de estar en el momento presente, disminuye nuestra atención, consciencia y receptividad hacia cuanto nos rodea(perdiéndonos en pos de lo que desearíamos que sucediera o tememos que suceda). Es más, aumentan enormemente lasposibilidades de “montarnos historias” y vivir en el bucle de las consecuencias que eso genera. También disminuyen nuestras posibilidades de poder discernir a que se debe,lo que se nos mueve internamente(percatarnos de si lo traíamos o no con nosotros), y por lo tanto, aumenta el riesgo de autoengaño(una de las consecuencias de acrecentar la creatividad del deseo y del miedo). Es más, con la intervención de nuestras proyecciones aumenta la dificultad de  tratar lo externo con imparcialidad y/o ecuanimidad. Es decir, nos alejamos de estar conectados con nuestro interior y poder actuar coherentemente. Incidiendo, dificultamos el mantenernos limpios, vacíos, relajados, conscientes de nuestra sabiduría interior(y no tentados por esos argumentos inferiores que tienden “ al juego del montón” cómo dirían según el Tao) para poder hacer lo que uno cree que debe lo mejor que puede, sin depender excesivamente de los resultados. Con tales resistencias internas, nos dificultamos el poder comprender y aceptar la vida.
   En fin, es difícil romper hábitos y tendencias de la mente controladora que pretende preservar nuestro organismo y que nos es muy útil en determinados contextos *18,  especialmente los orientados a la resolución de problemas, pero que cuando no debe ocuparse de tales menesteres, nos genera inconvenientes para "ser". Cuando lo comprendemos, se trata de ejercitar la práctica y “volver a empezar” constantemente para minimizar esa tendencia a "montarnos historias”(poniendo énfasis en evitar las que nos perjudican y/o perjudican a otros). Es obvio que en el “mundo mundano”, en  el que la mayoría vivimos, la cuestión de grado es importante: desear más o menos, temer más o menos y hacerlo más o menos pertinentemente. El apaciguarnos, intentando no proyectar innecesariamente y en exceso, nos ahorra esa sensación de incertidumbre deseo-miedo que no nos suele ayudar a vivir plenamente. Una última recomendación de B.Rusell:
Toda pasión aislada es insana en su aislamiento; podría definirse la cordura como una síntesis de insanias. Toda pasión dominante engendra un miedo dominante, el miedo de su propia insatisfacción.(…)El hombre que desea preservar la cordura en un mundo peligroso debiera convocar en su interior un parlamento de temores, en el cual cada uno de ellos sería declarado absurdo por todos los demás”. *19   
                                                                                                                                                                                              

*1.- O la síntesis freudiana: Eros-Thanatos –deseo/muerte.
*2Traducción de : Epictet, Un manual de vida. Ed.J.J. Olañeta
*3J.Krishnamurti, Libérese del pasado. Ed. Gaia, pag.29
*4.-Chögyam Trungpa,La verdad del sufrimiento.Ed.Kairós,p.75
*5.- I-Ching. Ed. La liebre de marzo,p.307
*6.-Ibíd., p.268
*7.-Actualmente matizaría que la recomendación sapiencial es la evitación del deseo cómo fundamento de la acción.
*8.- El mal que se quedó en el fondo de la caja de Pandora.
*9.- J.A.Marina, Anatomía del Miedo. Ed. Cículo de lectores, pp.40-41.
*10.-Hijo de Poro, el recurso, y Penía, la pobreza,según le cuenta Diotima a Sócrates en el Banquete de Platón.
*11.- Me refiero con cultura/masa a tan sólidos argumentos tipo “todo el mundo”, “lo normal” y similares. P.e. todo el mundo busca la felicidad pero ya habían remarcado los estoicos y otras sabidurías que no todos la buscan por la vía adecuada ¿Pensamos aún que el dinero, la fama, la belleza o el poder nos hacen felices? ¿Por qué creemos que aún hay tantas personas que viven en pos de objetivos de ese tipo?
*12.- Vicente Simón, Aprender a practicar mindfullness. Ed. Sello Editorial,p.90.Haciendo referencia y comentando un verso del Bhagavad Gita.
*13.- Pierre Hadot, Ejercicios espirituales y filosofía antigua. Ed. Siruela, p.237
*14.-Krishnamurti. Op.cit., pp.39-40
*15.- I-Ching. Op.cit.,p.52
*16.- Ibíd,p. 304
*17.-Ibíd.,p.166
*18.-Se habla de mente orientada a la acción, diferenciándola de un estado de consciencia orientado al ser.
*19.-B. Rusell, Lo mejor de Bertrand Rusell, Ed. Edhasa,p.21  
http://www.yoga-mallorca.org/filosofia-practica/articulos/16-articulos-filosofia/39-deseo-y-miedo.html

jueves, 24 de septiembre de 2015

El paso del tiempo

-Dicen que el tiempo todo lo cura, que con el paso del tiempo todo se olvida.

- Ummm, será cierto?

--Si amigo, si , dicen que hace 3 años ya. Pero 3 años de qué?

-No sé, ya no lo recuerdo. Pasó algo, pero no se el qué?

-- Y cómo sabes que pasó? Acaso alguien lo recuerda?.

- Ese es el tema amigo mío, no lo recuerda ya nadie, sólo yo.Ni siquiera sé, si yo! No hay mails, ni fotos, ni whatsapps, ni amigos que recuerden, ni otra persona que piense en ello.

-- Pero entonces amigo mío, de verdad existió, de verdad pasó?

- Eso es lo que me pregunto, de verdad hubo algo, alguien,de verdad pasó algo que valiera la pena recordar, que fuera transcendente?

-- Pero amigo mío, si nadie recuerda nada, si hasta tu dudas si hubo algo trascendente, que sin duda no lo fué, porque ya no está, no crees que debe ser una locura de tu mente, fruto de tu imaginación , algo que jamás existió?.

- Si, creo que es lo más lógico, debe ser así, una locura transitoria de una mente que se aferra y se apega a un pasado que nunca existió.

-- Así será cierto que el tiempo todo lo cura?

- Pues no lo sé , si ya todo se olvidó, no se que se curó, acaso existió?






domingo, 13 de septiembre de 2015

MENTIRAS DE LA HISTORIA. CATALUÑA ES UNA NACIÓN

MENTIRAS DE LA HISTORIA. CATALUÑA ES UNA NACIÓN

Per César Vidal

En fecha tan tardía como 1893, Francesc Cambó inició la tarea de predicar el catalanismo por las tierras de Cataluña. Sería él mismo quien, en sus Memorias, describiría el ambiente con que se encontró.
 
En su conjunto, el catalanismo era una cosa mísera cuando, en la primavera de 1893, inicié en el mi actuación (...) Organizamos excursiones por los pueblos del Penedés y del Vallés, donde había algún catalanista aislado (...) no creo que hiciéramos grandes conquistas: los payeses que nos escuchaban no llegaban a tomarnos en serio (...) Aquél era un tiempo en el que el catalanismo tenía todo el carácter de una secta religiosa. Puede decirse que todos los catalanistas se conocían entre sí.
 
Las palabras de Cambó serían confirmadas por Josep Pla, que añadiría:
 
Los catalanistas eran muy pocos. Cuatro gatos. En cada comarca había aproximadamente un catalanista: era generalmente un hombre distinguido que tenía fama de chalado.
 
Desde luego, no dejaba de ser una situación peculiar la descrita por los dos ilustres catalanes si se tiene en cuenta que, de acuerdo con los postulados del nacionalismo, Cataluña es una nación oprimida por España. Por el contrario, lo que escribían sobre la situación de hace más de un siglo Cambó y Pla resulta lógico si se tiene en cuenta que, en términos reales y no míticos, fidedignos y no mentirosos, la historia de Cataluña y de los catalanes siempre ha sido la historia de España.
 
Desde luego, los romanos –que crearon el término Hispania– siempre incluyeron en sus límites los territorios de la que, ya muy avanzada la Edad Media, sería Cataluña. No en vano Tarraco, la actual Tarragona, fue capital de una de esas Hispanias. Lo mismo sucedió cuando, deshecho el Imperio Romano, se estableció en la Península un dominio visigodo que cristalizaría en un reino de España.
 
Significativo resulta, por ejemplo, que la primera capital de ese reino, con Ataúlfo, estuviera en Barcelona. Sabido es que muy pronto la capital, con lógica irrefutable, se trasladó al centro de la Península, y más concretamente a Toledo, pero a esas alturas los escritores visigóticos, con Isidoro de Sevilla a la cabeza, hablan de una nación llamada España cuyas raíces son romanas y cristianas y a la que han llegado recientemente los godos. Semejante visión no quebró –todo lo contrario– cuando la invasión islámica de 711 pulverizó el reino visigótico. El reino, no España, que se aprestó inmediatamente a la resistencia frente al invasor musulmán.
 
En un intento de protegerse de un ataque islámico, los reyes francos se apoderaron de unos territorios situados al sur de los Pirineos, a los que denominaron Marca Hispánica (nombre, ciertamente revelador,) y a los que convirtieron en zona de salvaguarda. Sin embargo, de manera bien significativa, los monarcas francos fueron conscientes de que aquel territorio que siglos después sería Cataluña era ya entonces España.
 
En abril de 815, poco después de la creación del condado de Barcelona como separación entre el reino de los francos y los musulmanes, Ludovico Pío, rey de Aquitania y soberano de Septimania, promulgó un precepto destinado a la protección de los habitantes del condado de Barcelona y otros condados subalternos. En el texto se habla, literalmente, de los "españoles" Juan, Chintila y un largo etcétera, y, sobre todo, se dice algo enormemente interesante sobre los habitantes de lo que ahora denominamos Cataluña:
 
Muchos españoles, no pudiendo soportar el yugo de los infieles y las crueldades que éstos ejercen sobre los cristianos, han abandonado todos sus bienes en aquel país y han venido a buscar asilo en nuestra Septimania o en aquella parte de España que nos obedece.
 
En el documento –como era de esperar– no aparece la palabra "Cataluña" ni la palabra "catalanes" porque eran ideas aún inexistentes, pero sí se hace referencia a cómo esa zona territorial formaba parte de España y a que sus habitantes eran españoles.
 
Hasta el año 1096 la familia de los condes de Barcelona –que seguían siendo vasallos del reino franco– fue de origen extranjero, y, con la excepción de Berenguer III, que se casó con María, hija del Cid Campeador, los matrimonios siempre se contrajeron con mujeres procedentes de algún lugar situado al norte de los Pirineos.
 
En el año 1137 un conde de Barcelona llamado Ramón Berenguer IV rompió con esa tradición, seguida durante siglos por sus antecesores, y contrajo matrimonio con la princesa Petronila de Aragón. De esta manera, el condado de Barcelona –que ni era Cataluña, ni era una nación catalana, ni tenía pretensión de serlo– volvía a reintegrarse en el proceso de reconstrucción, de reconquista, de una España que había estado a punto de desintegrarse por completo a causa de la invasión islámica. Y lo hacía como parte no de una confederación catalano-aragonesa, como dicen los nacionalistas, a pesar de que jamás aparece tal nombre en las fuentes históricas, sino como parte de la Corona de Aragón.
 
Esa conciencia de que Cataluña era tan sólo una parte de España y no una nación independiente la encontramos también en los reyes que ejercieron sobre ella su soberanía. Citemos algunos ejemplos. Cuando, en 1271, Jaime I salió del Concilio de Lyon, tras haber ofrecido la cooperación de sus hombres y de su flota para emprender una cruzada, exclamó: "Barones, ya podemos marcharnos; hoy a lo menos hemos dejado bien puesto el honor de España". De la misma manera, cuando socorrió a Alfonso X de Castilla en la lucha contra los moros de Murcia, Jaime I sostuvo que lo hacía "para salvar a España". De manera semejante, el rey Pedro III afirmó que había salvado el honor de España al acudir a Burdeos para batirse con Carlos de Anjou, manteniendo su palabra.
 
Y si esto pensaban los monarcas que reinaban –entre otros territorios– sobre Cataluña, no otra cosa pensaban sus historiadores. En el siglo XIV, el catalán Ribera de Perpejá escribió laCrónica de Espanya, en la que señalaba precisamente cómo Cataluña era una parte de esa España despedazada por la invasión musulmana pero ansiosa de reunificación. Y el gran historiador catalán Ramón Muntaner reclamó una política conjunta de los cuatro reyes de España, que son, escribió, "d´una carn e d´una sang".
 
Nada de esto puede extrañar, si se tiene en cuenta que guerreros tan catalanes como los almogávares se lanzaban al combate gritando no Cataluña, sino "¡Aragón! ¡Aragón!". ¿Hubieran podido gritar otra cosa, cuando Cataluña no era sino una parte de la Corona de Aragón y no una nación independiente?
 
Por su parte, Bernat Desclot, un autor cuya lectura sería más que sobrada para desmontar la mayoría de las mentiras históricas del nacionalismo catalán, nos ha dejado referencias bien significativas. Por ejemplo, al mencionar la batalla de las Navas de Tolosa (1212) señaló, en su Crónica, que en dicho combate habían intervenido "los tres reyes de España, de los cuales uno fue el rey de Aragón".
 
De la misma manera, al narrar un viaje del conde de Barcelona a Alemania para entrevistarse con el emperador, Desclot relató que aquél se había presentado ante su majestad imperial diciendo: "Señor, yo soy un caballero de España". Acto seguido, ese mismo conde de Barcelona había dicho a la emperatriz alemana: "Yo soy un conde de España al que llaman el conde de Barcelona". No resulta extraño que el emperador, según nos cuenta el mismo Bernat Desclot, dijera a su séquito: "(...) han venido dos caballeros de España, de la tierra de Cataluña".
 
No cabe duda de que los catalanes medievales –mal que les pese a los nacionalistas– tenían las ideas muy claras, y éstas no eran formar parte de una nación independiente.
 
Con esos antecedentes repetidos vez tras vez no puede sorprender que, durante los siglos siguientes, Cataluña y los catalanes se sintieran hondamente españoles. Como el resto de los españoles, participaron en la guerra civil de inicios del siglo XVIII, que algunos pretenden presentar falsamente como un conflicto independentista catalán, cuando fue un enfrentamiento dinástico. Defendían –con personajes como Casanova, convertido en icono nacionalista– no la independencia de la nación catalana, sino al pretendiente austriaco frente al borbónico.
 
Como el resto de los españoles, los catalanes también resistieron al invasor francés en el Bruch y en el asedio de Gerona, y no deja de ser significativo que una de las heroínas españolas más famosas de la guerra de la independencia fuera la catalana Agustina de Aragón.
 
Como el resto de los españoles, también los catalanes combatieron en Marruecos en 1859, a las órdenes de un general catalán llamado Prim, y desfilaron por las calles al sonido de Los voluntarios, una marcha militar que se interpretó entonces por primera vez.
 
Como el resto de los españoles, los catalanes sufrieron también el desastre de 1898. Cuatro de los 33 últimos soldados de Filipinas fueron catalanes.
 
Como el resto de los españoles, en suma, sufrieron las alegrías y tristezas de la historia de España, sin excluir la guerra civil de 1936, en cuyos dos bandos participaron. Nadie puede olvidar, por ejemplo, al Tercio de Montserrat, que, encuadrado en el ejército nacional, dejó su sangre, por ejemplo, en la batalla del Ebro.
 
No puede extrañar que, como señalaba Cambó, no hubiera apenas catalanistas antes de él, o que, como dejó escrito Pla, los pocos que existían tuvieran fama de chalados. ¿Cómo iba nadie a creer en el nacionalismo con ese pasado histórico? A día de hoy, una mentira histórica tan monstruosa como la del nacionalismo pretende cerrar los ojos de los catalanes a la verdad. Para ello ha seguido la consigna de Prat de la Riba:
 
Había que saber que éramos catalanes y que no éramos más que catalanes... Esta obra no la hizo el amor... sino el odio.
 
Tristes son las palabras de Prat de la Riba, pero no pueden ser tachadas de falsas. Durante décadas, los nacionalistas han inoculado en sucesivas generaciones de Cataluña ese odio a España, una España a la que se ha pintado no como la madre común, sino como una opresora; no como el tronco que sustenta las diferentes ramas nacionales, sino como un árbol odioso y extraño.
 
Además, los que han sembrado el odio se han empeñado en usurpar el nombre de Cataluña, como si fuera de su propiedad exclusiva, y se han permitido tachar de catalanófobos a los que no comparten los delirios del nacionalismo y tan sólo aspiran a que Cataluña sea una tierra en la que ni se asalte ni se agreda a los que no son nacionalistas; en la que la lengua catalana no sea barrera de separación sino instrumento de unión; en la que los padres puedan educar a sus hijos en su lengua madre, en la que no se vea al resto de España como enemigos sino como hermanos y en la que la ley sea la misma para todos, independientemente de que sean o no nacionalistas.
 
Para impedir tan nobles metas, para implantar el nacionalismo en centenares de miles de corazones, el nacionalismo catalán ha tenido que recurrir al uso sistemático e ininterrumpido de la mentira, una mentira que, entre otras cosas, afirma que Cataluña es una nación.



http://www.cardonavives.com/artdocumentos.asp?id=772&tit=Mentiras%20de%20la%20historia.%20Catalu%F1a%20es%20una%20naci%F3n

sábado, 25 de abril de 2015

Es posible amar sin poder decir Te amo?

Es posible amar sin poder decir Te amo?

En una interesante y apasionante conversación con unas amigas discutimos sobre si es posible amar sin poder decirlo, o sentir sin poder sentirlo , o pensar sin palabras.

Yo defendía que no, pero debo matizar y admitir mi error.

En efecto se puede sentir amor, celos, envidia etc sin haberlo expresado nunca con palabras, ni a otra persona.

Incluso se podría pensar sin palabras, con imágenes por ejemplo o con sonidos, si fueras un músico por ejemplo.

Pero profundicemos un poco más.

Aunque pudiéramos pensar puntualmente sin palabras, la inmensa mayoría de pensamientos acabarán en un conversación, en un recuerdo, que pasará inexorablemente por las palabras. Y las palabras que nos permiten recuperar pensamientos y recuerdos y pensar también interactúan íntimamente con los sentimientos.

Sí, podemos sentir sin palabras,  sin pensamiento, sin etiquetas, sin mente. Pero tarde o temprano nuestra mente intervendrá, para ver que nos está pasando , que es ese sentimiento y ahí habrán palabras. Yo creo que eso es en ambos sentidos, es decir, que si sentimos lo expresaremos con palabras, y que si hablamos de sentimientos sentiremos en mayor o menor medida con esas palabras.

Es decir, si decimos cariño, cielo y expresamos ternura, una cierta dosis de ternura sentiremos, de la misma forma nuestros actos provocaran sentimientos, si abrazamos o nos besamos sentiremos también.

Lo que defiendo pues, es que nuestra forma de hablar nos hará sentir, aunque sea minimamente, en la línea de nuestras palabras.

Podrían ser palabras vacías y mentir con ellas? pues si, la persona que mienta o que sus palabras sean falsas, podrá no tener el mismo sentimiento que una persona auténtica y que no mienta.

Lo que defiendo es que una persona que no busque un fin,un objetivo, un conseguir algo con sus palabras, al expresar ternura con sus palabras sentirá más ternura que sin ellas. Y que a veces culturalmente no las expresamos, no expresamos ternura con palabras o gestos y, o los reservamos únicamente para momentos especiales, o personas especiales y nos convertimos en un todo o nada, personas binarias 0 o 1, ó 0 o 100.

Y ahora vayamos al tema del artículo:
Es posible amar con miedo al rechazo de decir Te amo y no ser correspondido, o con miedo a que se repita un trauma del pasado, de una relación pasada?

Yo creo que no.

Y aquí dejo unos escritos de mi filósofo favorito Anthony de Mello:

Donde hay miedo no hay amor y podéis estar bien seguros de ello.
Anthony de Mello
Donde hay amor no hay deseos. Y por eso no existe ningún miedo. Si amas de verdad a tu amigo, tendrías que decirle sinceramente: " Así, sin los cristales de los deseos, te veo como eres y no como yo desearía que fueses, y así te quiero y ya, sin miedos a que te escapes, a que me faltes, a que no me quieras". Por que en realidad, ¿que deseas? ¿Amar a esa persona tal cual es, o una imagen que no existe? en cuanto puedas desprenderte de esos deseos-apegos, podrás amar; a lo otro no se le puede llamar amor, pues es todo lo contrario de lo que el amor significa.
El enamorarse, tampoco es amor, sino desear para ti una imagen que te imaginas de esa persona. Todo es un sueño, porque esa persona no existe. Por eso, en cuanto conoces la realidad de esa persona, como no coincide con lo que tú imaginabas, te desenamoras. La esencia de todo enamoramiento son los deseos. Deseos que generan celos y sufrimiento porque, al no estar asentados en la realidad, viven en la inseguridad y en la desconfianza de los miedos a que todos sus sueños se acaben, se vengan abajo.
El enamoramiento proporciona cierta emoción y cierta exaltación que gusta a las personas con inseguridad afectiva y que alimenta una sociedad y una cultura que hace de ella un comercio. Cuando estás enamorado no te atreves a decir toda la verdad por miedo a que el otro se desilusione porque, en el fondo, sabes que el enamoramiento sólo se alimenta de ilusiones e imágenes idealizadas.
El enamoramiento supone una manipulación de la verdad y de la otra persona para que sienta y desee lo mismo que tú y así poder poseerla como un objeto, sin miedo a que te falle. El enamoramiento no es más que una enfermedad y una droga del que por su inseguridad, no está capacitado para amar libre y gozosamente.
La gente insegura no desea la felicidad de verdad, porque teme el riesgo de la libertad y, por ello, prefiere la droga de los deseos. Con los deseos viene el miedo, la ansiedad, las tensiones y, por descontado la desilusión y el sufrimiento continuos. Vas de la exaltación al desapego.
¿Cuánto dura el placer de creer que has conseguido lo que deseabas? El primer sorbo de placer es un encanto, pero va prendido irremediablemente el miedo a perderlo, y cuando se te apoderan las dudas, llega la tristeza. La misma alegría y exaltación de cuando llega el amigo, es proporcional al miedo y al dolor de cuando se marcha... o cuando lo esperas y no viene... ¿vale la pena? Donde hay miedo no hay amor y podéis estar bien seguros de ello.
Cuando despertamos de nuestro sueño y vemos la realidad tal cual es y nada cambia. Entonces puedo decirle al otro: como no tengo miedo de perderte, pues no eres objeto de propiedad de nadie, entonces puedo amarte así como eres, sin deseos, sin apegos ni condiciones; sin egoísmos ni querer poseerte y esta forma de amar es un gozo sin límites.
¿Qué haces cuando escuchas una sinfonía? Escuchas cada nota, te deleitas en ella y la dejas pasar, sin buscar la permanencia de ninguna de ellas, pues en su discurrir está la armonía, siempre renovada y siempre fresca. Pues en el amor, es igual. En cuanto te agarras a la permanencia destruyes toda la belleza del amor. No hay pareja ni amistad que esté tan segura como la que se mantiene libre. El apego mutuo, el control, las promesas y el deseo te conducen inexorablemente a los conflictos y al sufrimiento, de ahí, a corto plazo, a la ruptura. Porque los lazos que se basan en los deseos son muy frágiles. Sólo es eterno lo que se basa en un amor libre. Los deseos te hacen siempre vulnerable.


El amor es ausencia de miedo. Si hay miedo no hay amor, porque lo que impide el amor racional es el miedo, por los apegos, y el apego, ¿qué es? Es la incapacidad de renunciar a una relación cuando debe hacerse, cuando tus principios están en juego.
Walter Riso

Si tengo miedo a expresar mis sentimientos por ser rechazado, si tengo miedo a decir te amo, entonces no puedo amar.
Victor

NO TENGAS MIEDO
El miedo es lo que nos lleva a quedarnos en la programación. Lo contrario del miedo es el amor. Donde existe amor no hay miedo alguno. Y el que no tiene miedo alguno no teme a la violencia, porque él no tiene violencia alguna. Toda violencia viene del miedo y crea más violencia.
El que se enfada es que tiene miedo. Nosotros huimos de los enfados porque provocan nuestros miedos y, a la vez, nos ponen violentos. Nos asustamos de la agresividad porque despierta nuestra propia agresividad. Nos defendemos no por justicia, sino por miedo.
El místico es el que es capaz de liberarse completamente del miedo, por eso no es violento. El enemigo del amor no es el odio, sino el miedo. El miedo genera los deseos. Los deseos son otra consecuencia del miedo. El que nada teme está seguro y nada desea.
Hay un deseo común, que es el cumplimiento de lo que creo va a darle la felicidad al "yo", al ego. Ese deseo es apego, porque pones en él la seguridad, la certeza de tu felicidad. Es el miedo el que te hace desear agarrar con tus manos la felicidad, y ella no se deja agarrar. Ella es. Esto sólo lo descubrimos observando, bien despiertos, viendo cuánto nos mueven los miedos y cuándo nuestras motivaciones son reales. Si te agarras a los deseos es señal de que hay apego.