miércoles, 30 de enero de 2013

YO LIBRE la película


YO LIBRE un viaje al instante la película!!!!!!!

La pelicula,
Una vida esta llena de experiencias y situaciones q vivimos como algo externo a nosotros. Como un cumulo de buenos y malos momentos, reaccionando en funcion de nuestras experiencias pasadas. Por que sufrimos? Somos responsables de lo que pensamos? Es posible transformar el pasado? y si cada segundo te ofrece la posibilidad de liberarte. Todos estamos intentando conseguir esa felicidad desde un punto de vista en que no se ve. Solo el presente tiene el punto de vida enfocado a la felicidad.La vida siempre esta en el maximo esplendor.La vida siempre esta dandose completamente. El sufrimiento no existe. No dejes pasar este instante, no pq no vaya a repetirse,sino pq no tiene sentido continuar posponiendo tu libertad.

Mi padre conoce al escritor, director y el q habla en esta pelicula, hace charlas filosoficas los martes de 7 a 9 en Marina 232 a 5euros, ire el martes que viene con mi padre q es amigo suyo, si alguien se anima y quiere venir decirmelo y vamos grupito.


lunes, 28 de enero de 2013

Cómo hacer que tu mente y tu corazón trabajen juntos


La misma voz en tu mente que te dijo actuar, es la misma voz que se burla más tarde por hacer esa elección. Por desgracia, es típico en nuestra sociedad sentir un conflicto entre lo que queremos hacer (nuestro corazón), y lo que sentimos es práctico (nuestra mente). Terminamos viviendo una tercera parte de nuestras vidas en un cubículo de los "beneficios". Hacemos y decimos cosas, que parecen que realmente van en contra de lo que sentimos que es correcto en nuestros corazones. ¿Es culpa de tu corazón? ¿Tus sentimientos simplemente son tontos y frívolos? O tal vez es tu mente la que tiene la culpa. Hay mucho de condicionamiento social que cubre y oculta demasiado las cosas . Incluso si realmente sientes que es la opción correcta, ¿cómo puedes saber con seguridad? ¿Cómo sabes que no es simplemente lo que tú piensas que deberías hacer?
Todo esto puede sonar un poco exagerado, pero es un problema real. Se arruina vidas porque la gente no puede decidirse, acerca de si el camino de su corazón es válido o no. Terminan viviendo una sombra, de la posibilidad de lo que ellos pudieron haber hecho. Todo porque no se reconciliarón con su mente. Hay una respuesta simple para este problema. Puede parecer incluso un poco demasiado simple. En primer lugar, démosle un vistazo de donde surge este problema




  • 1
    Evita confundir el propósito del corazón y la mente. La razón principal por la que se sufre de esta enfermedad de indecisión, es que hemos confundido el propósito del corazón y la mente. El corazón es como una brújula, su propósito es guiar la dirección que nuestras vidas deberían tomar. Nuestro corazón tiene vista de pájaro sobre nuestras vidas y dice "aquí es donde estás y esta es la dirección a la que necesitar ir." Nuestra mente, por el contrario, no está hecha para hacer decisiones dirigidas a objetivos. La naturaleza de la mente es que conceptualiza, organiza y compara la información. Si comparamos nuestra mente y corazón como una sala de audiencias, nuestra mente sería el acusado y el demandante (ambos) y nuestro corazón sería la justicia o el juez (la dirección correcta). La razón de que estamos tan preocupados por este conflicto de "cabeza contra corazón", es que la mente no es sólo es el acusador y la defensa, sino que ha asumido el papel de  juez también. La mente nunca debe ser el juez. El trabajo de la mente es comparar y contrastar. Aclarar las cosas y decir "esto es lo que tengo, haz lo que quieras con eso" Pero a menudo nuestra mente no está haciendo eso. Nuestra mente está tomando nuestras elecciones. El corazón debe guiarnos al tomar las decisiones!!

    Evita confundir el propósito del corazón y la mente.
     Evita confundir el propósito del corazón y la mente.
    Lo que es peor, es que incluso cuando no necesitamos que nuestra mente este trabajando, todavía lo está. Comparando y contrastando todo. Meditando en todo principalmente. ¿Alguna vez has notado que, incluso cuando es completamente innecesario pensar en nada, tu mente aún está en eso? Unos pocos ejemplos de esto que vienen a la mente son: sexo, viendo una puesta de sol, o tomando una ducha. Una mente realmente no necesita estar pensando mientras estas haciendo estas cosas. No tiene sentido del todo.

  • 2
    Domestica la mente. Antes de que podamos conseguirle a la mente un descanso, cuando no necesitamos pensar incesantemente, primero tenemos que hacer amistad con ella. Si tratamos de decirle a nuestra mente que desaparezca, o que no la necesitamos, vamos a alentarla aún más. En lugar de un retiro vamos a tener una reaparición. Así que si queremos poner fin al conflicto de cabeza y corazón, tenemos que encontrar una manera de  casar esta pareja dispar. ¿Recuerdas que en el inicio, hemos sugerido que la respuesta a este problema es simple? Bueno, lo es. Pero no será fácil al principio, porque lo hemos estado haciendo todo mal por tanto tiempo. Lo que tenemos que hacer, es sólo utilizar nuestra mente para ir con nosotros mismos. Tenemos que aprender a confiar constantemente en nuestras decisiones, para estar "con nosotros mismos."
  • 3
    Piensa en cada una de tus decisiones. Al decidir qué teléfono tener, o con quién casarte, o cuánto tiempo pasar en la  mesa de la cena, piensa en cada una de estas cosas:
    • Gana información: ¿Cuál es el beneficio implícito de la decisión? ¿Será algo de lo que nunca te arrepentirás? Aunque tu mente, pueda estar diciendo que el beneficio temporal de una mala decisión te hará sabio, en tu corazón, aún puedes saber que no es la mejor cosa para hacer. Busca información sobre ti mismo y evalúa en tu mente.
    • Identifica los problemas: ¿Qué podría salir mal? ¿Te sientes bien después de tomar la decisión?
    • Explora las opciones: Piensa en lo que es mejor para ti, y la mayor parte del tiempo, lo que tu corazón te dice hacer, es la mejor opción.
    • Implementa un plan y toma una decisión. Aprende de tus errores e intenta de nuevo.
    • Al escuchar a tu corazón, puedes entrenar a tu mente a pensar como él y, eventualmente, trabajar en armonía.
  • 4
    Sigue practicando para caer en este nuevo hábito.¿Te has preguntado alguna vez, cómo saber si una decisión es la correcta? Parece tan difícil ¿no? Pero llega a ser muy fácil cuando piensas "¿esta elección va conmigo o contra mí?" Encontrarás que la mejor opción es inmediatamente evidente. Si puedes aprender a practicar esto, cada vez que hagas una elección, comenzarás a recuperar tu poder personal. Crearás un matrimonio de tu corazón y  mente. Entonces tal vez su hijo (tú), no tendrá daño emocional del divorcio que ha estado sufriendo por tanto tiempo. Toma la decisión hoy. Sólo tienes que probarlo. Ir contigo mismo.
  • domingo, 27 de enero de 2013

    Toma de decisiones


    Busca el bien común si no sabes que hacer.

    El discernimiento juega igualmente con aspectos morales, sin embargo, lo bueno y malo no se encuentra totalmente definido. Por ello, una de las guías fundamentales, es saber a quien o que vas a favorecer. Si buscas el término medio, puedes favorecer al bien común, la toma decisiones que favorezca a la mayor parte de los involucrados. Y a veces la decisión mejor para todos, no es la mejor para tí o la q tu querrías.
    No te ubiques siempre en el presente y menos en el pasado, sino en los resultados que puedes obtener. Conviene proyectarte hacia el futuro. Imagina el futuro que se creará con las decisiones y los criterios adoptados.
    Por supuesto, el sentido común ya mencionado no debe estar ausente.
    Una vez que estés seguro de tu toma de decisiones, puedes visualizar que todos los criterios de evaluación fueron correctos y que los resultados son exitosos. Imagina o visualiza como si fuera una película, que todo resulta con felicidad.
    Si haces este proceso en los asuntos más importantes de tu vida, tendrás mucha más tranquilidad, mayor cantidad de aciertos y la satisfacción que tu vida ha tomado un rumbo correcto.

    Por favor perdoname no puedo dejar de amarte

    Una bonita canción de Bryan Adams.

    Aqui el video:


    Still feels like
    Our first night together
    Feels like the first kiss
    It's getting better baby
    No-one can better this
    Still holding on
    You're still the one
    First time our eyes met
    Same feeling I get
    Only feels much stronger
    I wanna love you longer
    You still turn the fire on

    So if you're feeling lonely, don't
    You're the only love I ever want
    I only wanna make it good
    So if I love you a little more than I should
    Please forgive me
    I know not what I do
    Please forgive me
    I can't stop loving you
    Don't deny me
    This pain I'm going through
    Please forgive me
    If I need you like I do
    Please believe it every word I say is true
    Please forgive me
    I can't stop loving you

    Still feels like our best times are together
    Feels like the first touch
    Still getting closer baby
    Can't get close enough
    Still holding on
    Still number one
    I remember the smell of your skin
    I remember everything
    I remember all your moods
    I remember you, yeah !
    I remember the nights you know I still do

    So if you're feeling lonely, don't
    You're the only love I ever want
    I only wanna make it good
    So if I love you a little more than I should
    Please forgive me
    I know not what I do
    Please forgive me
    I can't stop loving you
    Don't deny me
    This pain I'm going through
    Please forgive me
    If I need you like I do
    Please believe it every word I say is true
    Please forgive me
    I can't stop loving you

    One thing I'm sure of
    Is the way we make love
    One thing I depend on
    Is for us to stay strong
    In every word and every breath I'm praying
    That's why I'm saying

    Please forgive me
    I know not what I do
    Please forgive me
    I can't stop loving you
    Don't deny me
    This pain I'm going through
    Please forgive me
    If I need you like I do
    Please believe it every word I say is true
    Please forgive me
    I can't stop loving you
    Aún siento como
    Nuestra primera noche juntos
    Parece el primer beso
    Está mejorando cariño
    Nadie puede hacerlo mejor
    Aún permanece
    Todavía eres la única
    La primera vez que nuestros ojos se vieron
    Tuve el mismo sentimiento
    Solo lo siento más fuerte
    Quiero amarte mucho más tiempo
    Tu aún enciendes mi pasión

    No te sientes sola,
    Tu eres el único amor que siempre quise
    Solo quiero hacerlo mejor
    Sí, te amo  más de lo que debería
    Por favor perdóname
    No sé lo que hago
    Por favor perdóname
    No puedo parar de amarte
    No me niegues
    Este dolor sigue
    Por favor perdóname
    Si te necesito como ahora
    Por favor cree que cada palabra que digo es cierta
    Por favor perdóname
    No puedo parar de amarte


    Aún parece que nuestros mejores tiempos son juntos
    Lo siento como la primera vez  q te toqué
    Aún estás cerca
    No lo bastante cerca
    Aún te tengo
    Aún eres la úncia
    Recuerdo el aroma de tu piel
    Recuerdo todo
    Recuerdo todos tus gestos
    Te recuerdo, sí!
    Recuerdo las noches y lo sabes


    No te sientas sola, no
    Tu eres el único amor que siempre quise
    Solo quiero hacerlo mejor
    Si te amo mas de lo que debería
    Por favor perdóname
    No sé lo que hago
    Por favor perdóname
    No puedo parar de amarte
    No me niegues
    Este dolor sigue
    Por favor perdóname
    Si te necesito como ahora
    Por favor cree que cada palabra que digo es cierta
    Por favor perdóname
    No puedo parar de amarte


    De una cosa estoy seguro
    Es la forma que hacemos el amor
    Una cosa de la que yo dependo
    Permanece fuerte en nosotros
    En cada palabra y cada respiración que rezo
    Es por eso que te lo digo

    Por favor perdóname
    No sé que hacer
    Por favor perdóname
    No puedo parar de amarte
    No me niegues
    Este dolor está siguiendo
    Por favor perdóname
    Si te necesito como ahora
    Por favor cree que cada palabra que digo es cierta
    Por favor perdóname
    No puedo parar de amarte

    viernes, 25 de enero de 2013

    GENEROSIDAD


    Es necesario amar y ser amado, pero para desgracia del mundo las gentes ni aman ni son amadas.

    Eso que se llama amor es algo desconocido para las gentes y lo confunden fácilmente con la pasión y con el temor.

    Si las gentes pudieran amar y ser amadas, no habrían guerras.

    Muchas parejas  podrían verdaderamente ser felices, desgraciadamente no lo son debido a los viejos resentimientos acumulados en la memoria.

    Si las parejas tuvieran generosidad, olvidarían el pasado doloroso y vivirían en plenitud, llenos de verdadera felicidad.

    La mente mata al amor, lo destruye. Las experiencias, los viejos disgustos, los antiguos celos, todo esto acumulado en la memoria, destruye el amor.

    Muchas mujeres resentidas podrían ser felices si tuvieran generosidad suficiente como para olvidar el pasado y vivir en el presente disfrutando de su pareja.

    Muchos hombres podrían ser verdaderamente felices con sus mujeres si tuvieran generosidad suficiente, como para perdonar viejos errores y echar al olvido rencillas y sinsabores acumulados en la memoria.

    Es necesario, es urgente que las parejas comprendan la honda significación del momento.

    Las parejas deben sentirse siempre como recién casados, olvidando lo pasado y viviendo alegremente en el presente.

    El amor y los resentimientos son sustancias atómicas incompatibles. En el amor no puede existir resentimientos de ninguna especie. El amor es eterno perdón.

    Existe amor en aquellos que sienten angustia verdadera por los sufrimientos de sus amigos y enemigos. Existe amor verdadero en aquel que de todo corazón trabaja por el bienestar de los humildes, de los pobres, de los necesitados.

    Existe amor en aquel que de manera espontánea y natural siente simpatía por el campesino que riega el surco con su sudor, por el aldeano que sufre, por el mendigo que pide una moneda y por el humilde perro angustiado y enfermo que fallece de hambre a la vera del camino.

    Cuando de todo corazón ayudamos a alguien, cuando en forma natural y espontánea cuidamos el árbol y regamos las flores del jardín sin que nadie nos lo exija, hay auténtica generosidad, verdadera simpatía, verdadero amor.

    Desafortunadamente para el mundo, las gentes no tienen verdadera generosidad.

    Las gentes sólo se preocupan por sus propios logros egoístas, anhelos, éxitos, conocimientos, experiencias, sufrimientos, placeres, etc. etc.

    La verdadera generosidad es absolutamente desinteresada.Debemos ser generosos de corazón. La generosidad verdadera no es de la Mente, la generosidad auténtica es el perfume del corazón.

    Si las gentes tuvieran generosidad olvidarían todos los resentimientos acumulados en la memoria, todas las experiencias dolorosas de los muchos ayeres, y aprenderían a vivir de momento en momento, siempre felices, siempre generosos, llenos de verdadera sinceridad.

    Desgraciadamente el YO es memoria y vive en el pasado, quiere siempre volver al pasado. El pasado acaba con las gentes, destruye la felicidad, mata el amor.

    La mente embotellada en el pasado jamás puede comprender en forma íntegra la honda significación del momento en que vivimos.

    Son muchas las personas que se quejan de su sufrimiento pero no piensan en ayudar a los demás.

    No quiere la gente entender que detrás de todo efecto existe una causa y que sólo alterando la causa modificamos el efecto.

    Necesitamos GENEROSIDAD para modificar causas y transformar efectos.

    Necesitamos generosidad para transformar radicalmente nuestra propia vida.

    La legítima generosidad efectiva no es de la mente. La auténtica simpatía y el verdadero afecto sincero, jamás pueden ser el resultado del miedo.

    Es necesario comprender que el miedo destruye la simpatía, acaba con la generosidad del corazón y aniquila en nosotros el perfume delicioso del AMOR.

    El miedo es la raíz de toda corrupción, el origen secreto de toda guerra, el veneno mortal que degenera y mata.

    Deberiamos cultivar los valores de la generosidad verdadera, el valor, y la sinceridad del corazón.

    El sentido de cooperación habrá de desplazar totalmente al horrible batallar de la competencia egoísta.

    Es urgente comprender en forma íntegra, no sólo en el nivel intelectual, sino también en los distintos recovecos inconscientes de la mente inconsciente y subconsciente lo que es la falta de generosidad y el horror del egoísmo. Sólo haciendo conciencia de lo que es en nosotros el egoísmo y la falta de generosidad brota en nuestro corazón la fragancia deliciosa del VERDADERO AMOR y de la EFECTIVA GENEROSIDAD que no es de la mente.

    miércoles, 23 de enero de 2013

    Las 6 motivaciones para una mejor vida en pareja



    Las 6 motivaciones para una mejor vida en pareja son:
    1. Seguridad: tu pareja, al igual que tú, busca un mínimo de seguridad que le permita avanzar en la vida, este sentimiento de certeza es sumamente importante y por ello que debes preguntarte qué tan segura se siente a tu lado. ¿Hablas con ella sólo de problemas o de todas las bendiciones que hay en la vida de ambos? ¿Pones más carga emocional en los problemas o en las soluciones?
    2. Variedad: como todos los seres humanos, tú y tu pareja, buscarán la manera de experimentar variedad en su vida. Las preguntas acá son: ¿qué tanta variedad tiene a tu lado? ¿se la ofreces en cantidad suficiente? ¿o resulta que encuentra más variedad lejos de ti? Los problemas de una relación comienzan cuando uno de los dos o ambos, encuentran mayor variedad con los amigos, en la calle o en el trabajo. No es que sea incorrecto procurarse variedad fuera de casa, pero, definitivamente la variedad más abundante y satisfactoria debe tener lugar con la pareja.
    3. Significado: quién no desea sentirse importante y valioso. En niveles tan diferentes todos, todos buscamos experimentar esa sensación. ¿Qué tan valiosa se siente tu pareja a tu lado? ¿Se siente importante cuando habla contigo? ¿Le haces saber y sentir que es especial en tu vida? Hay ocasiones en las que damos las cosas por supuestas y es entones cuando dejamos de valorar y apreciar a nuestro compañero o compañera, así como sus dones, sus fortalezas y sus cualidades. Pregúntate si existen otros entornos en los que tu pareja se siente más valorada que estando a tu lado. Piensa en su trabajo, en el club que frecuenta, en sus amistades. Es bueno que tu pareja se sienta valorada en todo lugar y en todo momento, pero es a tu lado que debe sentirse privilegiada, profundamente valiosa y especial.
    4. Conexión: para satisfacer nuestra motivación de conexión, todos procuramos sentirnos amados y amar. Buscamos crear y mantener vínculos con otras personas, con la vida, con la naturaleza, con Dios. De hecho, tu pareja está a tu lado porque busca amar y sentirse amada. ¿Qué tanto amor recibe de ti? ¿Se siente profundamente amada por ti? ¿Qué tanto le has permitido entrar en tu vida? ¿Es tu pareja tu prioridad número uno? (Después de Dios, claro está, si crees en Él) La mayoría de los problemas empiezan cuando alguien o algo la desplaza a un sitio inferior. Lo ideal es que tu pareja encuentre siempre a tu lado esta conexión profunda de amor. Saber y sentir son dos cosas muy diferentes y tu compromiso está en hacerle "saber" y "sentir" que verdaderamente le amas.
    5. Crecer: este punto es vital en una relación. ¿Qué tanto ha crecido tu pareja a tu lado? Hay ocasiones en el que consciente o inconscientemente una persona puede llevar hacia abajo a su pareja. A veces ello se debe al miedo de quedarse solo, en cuyo caso el crecimiento de la pareja se interpreta como sigue: "cuando crezcas llegarás a donde yo no puedo seguirte: te irás y me quedaré sol@". Se inicia entonces una labor de boicot para impedirle crecer. Sin embargo, lo correcto es propiciar el crecimiento propio y el de nuestra pareja asumiendo una actitud de liderazgo con miras a la constante superación. Incluso debes inspirar a tu pareja para que crezca, y nunca deberán permitirse ser víctima el uno del otro o de las circunstancias.
    6. Contribuir: ¿Permites que tu pareja haga cosas para ti? ¿Te muestras receptivo y agradecido cuando te da? Saber recibir es una forma de dar.
    Lo que mi respetado coach Arturo Orantes manifiesta es que entre más motivaciones se logre satisfacer en la vida de una pareja, más fuerte y profunda será la relación.
    Así que ya tienes en tu mano una breve, pero gran guía para analizar y emprender una mejor vida en pareja.

    Y recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!

    Mentalidad de abundancia Pensamiento Positivo Vs Depresion


    Mentalidad de abundancia se puede definir de muchas maneras. Reconoce oportunidades ilimitadas para el crecimiento positivo y mejora. Las personas con mentalidad de abundancia sabe que hay muchas maneras de lograr una tarea. Ellos compiten con ellos mismos porque saben que sus capacidades son ilimitadas.
     Si usted es una persona con mentalidad de abundancia, no tienen envidia de lo que otros poseen. Usted aprenderá a alegrarse con el éxito de los demás. Esto es posible porque usted tiene la autoestima elevada y seguridad. Con esto, usted puede aprender a difundir los beneficios, otorgar el debido reconocimiento a otros y ser capaz de asignar responsabilidades.
    La mejor descripcion de mentalidad de abundancia que se tiene la creencia de que usted tiene el poder y la capacidad de resolver un problema de tal manera que nadie se quede privado. También se tiene la creencia de que todas las necesidades pueden ser satisfechas. Se está pensando en lo mejor en cada situación.
    El pensamiento positivo es una disposición en la que sus pensamientos, palabras y acciones están dirigidas al crecimiento, la mejora y el éxito. 
    Una persona que reconoce las oportunidades ilimitadas para él y para otros es una persona que tiene una disposición que se dirige hacia el crecimiento y mejora. Si usted desea que otros tengan éxito, entonces sus pensamientos se dirigen a los logros. Esto simplemente significa que usted tiene mentalidad de abundancia y usted es un pensador positivo. Para probar si un individuo es un pensador positivo o tiene mentalidad de abundancia, le invito a echar un vistazo a un vaso medio lleno. ¿Es un medio lleno o medio vacío? ¿Cómo esa persona responde a esto es un reflejo de lo que su visión de la vida es y su actitud hacia sí mismo y otros.

    DEPRESION DESGANA DESMOTIVACIÓN


    DESGANA, DESMOTIVACIÓN

    El ser humano necesita 'motivos' para actuar, deseos, ilusiones, objetivos que den sentido a su vida. A la depresión se llega, y una vez llegados, permanecemos en ella por una apatía, una desgana, una desilusión y falta de sentido en nuestras vidas que nos parece 'vegetativa', absurda.
    Sin motivación no estamos predispuestos a actuar, y más bien la tendencia es a abandonarse en la inactividad, en un esperar sentir una motivación positiva, que se transforma en desesperación en la medida de que nos cansamos de esperar.
    La motivación, las nuevas ilusiones, ¿cómo pueden aparecer en nosotros?. El hecho de que estando bien parecen existir espontáneamente nos induce a creer que es algo 'natural', algo que -si funcionamos bien- debería estar ahí como el ritmo respiratorio o el pulso del corazón. Pero lo cierto es que la motivación no es constante e incombustible, no es seguro que esté ahí siempre, y cualquier persona normal atraviesa momentos de vacío y desgana provocados por que las etapas acaban, los deseos se realizan, y porque abundan los tropiezos y fracasos.
    Forma parte de las habilidades normales rehacerse, trabajar en nuevas direcciones, explorar nuevos caminos, buscar nuevas motivaciones. Por consiguiente sería más preciso considerar que el estar motivados consiste en:

    • [a] mantener los objetivos, las ilusiones si ya las tenemos, para que no languidezcan por cansancio, olvido, dispersión, tentaciones, etc.
    • [b] buscar nuevas cuando ya se han acabado las anteriores, lo que requiere un comportamiento de exploración, de búsqueda, de correr el riesgo de probar cosas nuevas.
      Con el apartado [a] entramos en el capítulo de la madurez de una persona adulta, de su capacidad para perseverar ante las dificultades, la firmeza de no caer en el derrotismo antes de tiempo, el ser capaces de reanimarnos, darnos nuevo aliento evocando las razones y las cosas que daban sentido a nuestros planes, re-vitalizar, limpiar las motivaciones que se han diluido o se han olvidado en el trajín del día a día (a esta operación la podríamos llamar el arte de auto- motivarse ).Estas capacidades son esenciales para combatir el cansancio, el olvido, las dudas y la tardanza irritante que producen los obstáculos y pegas que van surgiendo.
    La depresión se agarra muchas veces al ``no tengo fuerzas para seguir''. Parece que hayamos contraído una enfermedad que nos debilitase la capacidad de proseguir el conjunto de nuestras metas: esa falta de energía no es otra cosa que una motivación negativa, que viene a ser todo lo contrario de lo que estamos describiendo como la capacidad de auto-motivación exitosa: constantemente nos comportamos como lo haría un enemigo que nos quisiera desanimar: "¿porqué no lo dejas?", "¿y no sería mejor renunciar a todo y descansar?", "seguramente todo irá a peor y los esfuerzos serán inútiles". Igual que existe el arte de animar el trabajo de un equipo también está el arte -menos útil ciertamente- de desinflarlo, desanimarlo y desmotivarlo.
    En cierto modo lo humanos tenemos un 'equipo' o conjunto de deseos, pero en ese cesto pude haber una manzana podrida que se dedica a sabotear el al resto simplemente porque está lleno de rencor y resentimiento por alguna cosa que le ha ido mal. Es como si pensara ese deseo, "si a mi me va mal, que ninguno de mis colegas tenga tampoco éxito y así compartiremos todos la pena".
    Es de suponer, que la persona hábil bajo el punto de vista de saberse auto-motivar, se plantea más bien la estrategia constructiva contraria: "salgamos los demás adelante, y a cambio de esa colaboración podremos consolarnos mejor de la desgracia e incluso estaremos en mejor disposición de buscar alternativas y compensar lo que fue mal".
    La educación del carácter durante la infancia es muy importante para resultar buenos auto-motivadores. Si los educadores nos han transmitido  confianza en nosotros mismos, nos han inculcado valor para resistir las dificultades,  nos han enseñado a tolerar las frustraciones y las demoras en la realización  de los deseos, a ser tolerantes y prácticos con lo errores, a controlar el malhumor y la ira, y han estimulado en nosotros una buena imaginación y capacidad de invención, entonces seremos perfectamente hábiles para resistir e imponerlos ante las desgracias. Si por el contrario nuestros educadores reprimían nuestras iniciativas, nos ridiculizaban en exceso, nos mimaban o facilitaban las cosas impidiendo el desarrollo de nuestra fortaleza, si nos hacían demasiado dependientes con el pretexto de protegernos, nos aterrorizaban demasiado o nos volvían excesivamente auto-exigentes, puede ser que estemos peor preparados para el arte de saber re- vitalizarnos, re-motivarnos positivamente (porque criticarnos y castigarnos por ello no sería precisamente un buen ejemplo de motivación positiva) cuando el cansancio y la flaqueza aparecen.
    En el apartado [b], la búsqueda de nuevas objetivos, la habilidad de edificar nuevas vidas sobre las cenizas de las anteriores marca la diferencia entre la persona que se hunde ante el fracaso, la muerte o la enfermedad, y la que se remonta. En numerosas ocasiones podemos observar que por un lado la persona 'derrotista' se abandona en exceso ante la auto-complacencia en la desgracia ("pobre de mí", "he tenido mala suerte", "la vida me trata injustamente"), que es una suerte de dolor pasivo, un re-volverse sobre la misma herida una y otra vez, para que el asombro y el dolor paralizante nos ofusquen y nos hagan sentir impotentes.
    Por otro lado, la persona por pudor, miedo, intolerancia u orgullo, no se atreve a buscar 'consuelo', a buscar una 'contención al dolor', y sobre todo no se atreve a pensar en distintas soluciones que pueda intentar llevar a la práctica, una detrás de otra, hasta ver resultados prometedores.
    No se trata de que el dolor o la depresión agudas incapaciten totalmente para buscar salidas -porque aun la persona más impedida puede buscar ayuda externa si ve que ella sóla no puede- sino que lo que se quiere en esas circunstancias es más dolerse por lo malo que buscar lo bueno que te repare.
    La conducta de búsqueda, de exploración, requiere desde luego cierta capacidad de aventura, de saber salir de los caminos ya estériles o acabados, de alejarse de las vías muertas para explotar territorios nuevos.
    Este salir de lo conocido da mucho miedo, sobre todo si a lo largo de nuestra vida hemos procurado ir sobre seguro, por senderos convencionales, procurando no llamar la atención, temiendo demasiado la reprobación, buscando constantemente la aprobación de los demás.
    Estas actitudes, aunque durante mucho tiempo nos han dado seguridad, tal vez nos preparan peor ante los cambios que aquellos que están acostumbrados a los cambios de residencia, de pareja, de trabajo o de país, capaces de empezar de nada con confianza y fe en ellos mismos y en el resultado. El miedo al cambio, a la novedad es, por consiguiente, un gran obstáculo para encontrar nuevas motivaciones. También es muy común encontrar gran dificultad  a la hora de tener otros roles que implican las situaciones nuevas (hacer de 'soltera' una persona que ha llevado muchos años de casada, hacer de alumno alguien que hace mucho tiempo que no ocupa esa posición, empezar un nuevo trabajo con la humildad del novato, buscar nuevas relaciones sociales como un recién llegado, nuevas actividades o aficiones en las que uno empieza de cero, etc.)
    La flexibilidad de la personalidad nos ayuda a 'ser de diversas maneras', aunque a veces la educación, mal entendida, parece que predique más bien el 'ser siempre la misma persona', lo cual produce una rigidez peligrosa, sobre todo en las situaciones excepcionales que estamos contemplando, y las que nuestra sociedad compleja se empeña en proporcionarnos. Intelectualmente también se requiere de nosotros el arte 'activo' de buscar nuevas ilusiones, consistente en podernos imaginar acontecimientos agradables, historias posibles, nuevos caminos, nuevos parajes y por ello mismo tener ante los ojos una promesa de goce.
    Las personas que desarrollan esta facultad siempre están buscando la manera de hacer que un fin de semana resulte algo memorable, una velada con amigos algo encantador, y una tarde lluviosa una ocasión para combatir el aburrimiento con deliciosas sorpresas. Dirigen su mente hacia preguntas como ¿qué podría hacer? ¿y de qué manera podría realizarse mejor? ¿y de qué forma tendría éxito?. Por así decirlo, se ganan a pulso, con el fruto de su esfuerzo mental el tesoro de una buena idea, magia que nunca se hubiera producido cayendo en la pasividad, la queja, el lamento y la protesta airada.
    La búsqueda activa de ideas y propósitos es como hacer un crucigrama en el que las palabras que llenan un vacío hay que buscarlas en uno mismo más que en una hoja de soluciones. Implica un ponerse a pensar productivamente, un hacerle arrancar al cerebro listas de propósitos que, en vez de contemplarlos con frialdad maldispuesta y despreciativa, viéramos con la luz de una posibilidad digna de explorarse a falta de algo mejor, confiando en que este proceder, en alguno de los intentos, va a producir un enganche, una reacción más viva que de nuevo se transforme en categoría de ilusión.
    Igual que la torpeza para hablar o la timidez se vencen practicando, en vez de sufriendo vergüenza y retirándonos a nuestra cueva interior, así las motivaciones nuevas vienen, se quedan y se hacen 'auténticas' en vez de forzadas con el empeño terco de intentar vivirlas lo mejor posible.
    Se parece esto a lo que sucede cuando aprendemos algo que se nos resiste (conducir con fluidez, tocar un instrumento musical de forma que suene bien una canción, saber utilizar el ordenador, etc.) pero que una vez superada la fase 'militar' se transforma en utilidad y goce. El volcarse, sumergirse en el mundo externo, en actividades que al principio se nos aparezcan como formas inseguras y riesgosas de actuar, es la actividad que nos saca el ensimismamiento empobrecedor que nos ofrece la depresión.
    El desánimo, huyendo de la búsqueda en el mundo, se agrava y se muestra insuficiente para salvarnos del apuro, y más bien nos invita a una destrucción desesperada.

    APATÍA,DEBILIDAD,CANSANCIO

    La reacción que la experiencia nos dicta frente a las sensaciones de cansancio, debilidad, falta de energías, es descansar hasta volver a encontrarnos repuestos. Claro esta que este principio es válido en la mayoría de las ocasiones 'normales' de agotamiento por una causa física (trabajo, ejercicio, número de horas que llevamos activos). Efectivamente, un adecuado descanso repone la tensión muscular, regula el metabolismo corporal y nos permite estar a punto para nuevas demandas.
    En el caso en el que la debilidad está provocada por una enfermedad (una gripe, por ejemplo), más que reponer un exceso de cansancio conquistamos una normalidad perdida por un proceso patógeno excepcional.
    En el caso de la depresión el estado de 'debilidad', atonía muscular, y en ocasiones pronunciado enlentecimiento es más el 'estado' de inactividad que fruto de cansancio o de proceso degenerativo. Se trata de un estado que la persona puede describir como 'falta de energía', y que predispone muy negativamente frente a los esfuerzos físicos tales como levantarse de la cama, ducharse, vestirse, desplazarse, etc.
    Como hemos mencionado antes la repuesta puede ser la de 'descansaré a ver si me recupero' siguiendo los consejos de nuestro propio cerebro basados en la experiencia. Desafortunadamente esta estrategia supuestamente reparadora y protectora produce el efecto contrario al deseado.
    Los fisioterapeutas conocen bien este problema estratégico: una persona ha tenido una lesión muscular, por ejemplo una tendinitis. Instintivamente deja de mover el brazo para ahorrarse dolor, pero esa inactivación a la larga produce involución muscular y pérdida de capacidad de movimiento, un retroceso. La solución, por el contrario, exige paciente y activa colaboración: ejercicios de recuperación progresivos.
    Siguiendo este ejemplo, el síntoma de la falta de energía y apatía provoca a menudo un círculo vicioso similar: contra más descansada e inactiva está la persona menos energías y más debilidad tiene; en cambio, una recuperación progresiva, a primera vista antipática y penosa, produce sin embargo mejoras objetivas. El cansancio por consiguiente mejora cansándose más, fortaleciendo el sistema muscular con un ejercicio progresivo (paseos más largos, asumir mayor número de tareas, ocuparse más tiempo en actividades manuales). La actividad es la conducta opuesta a la inactividad, y por ello mismo, indirectamente pone freno y mejora el estado depresivo y es una buena medicina natural.
    Así mismo la paradoja de cómo recuperar las energías perdidas consiste en utilizar las pocas energías que nos quedan en producir a través de una actividad forzada acopio de fuerzas.


    PROCRASTINACIÓN (Dejar para después)

    El cerebro tiene que decidir continuamente qué hacer y cuando. Diversos criterios son útiles para establecer turnos y organizar los recursos: 
    • La vigencia de una necesidad.
    • La prioridad que puedan tener diversos objetivos.
    • Las posibilidades de éxito.
    • La oportunidad.
    • La economía de medios que requieren
    • Las recompensas que producen cada uno.
    • Los costes y las preferencias.
    Manejar todo este conjunto de variables hace que tomemos decisiones basadas en producir lo máximo al mínimo coste como si de una empresa competitiva se tratase.
    La depresión produce una combinación de estos tres factores:

    1. motivación disminuída
    2. dificultad de ``start-up'' (puesta en marcha)
    3. intolerancia a la frustración (mordacidad, irritación que produce sentir lo desagradable de una forma más intensa)
    Estos factores son los responsables de una tendencia a dejar para el último momento la realización de ciertas acciones 'antipáticas' tales como hacer una llamada de teléfono ingrata o que nos produce sentimientos negativos, hacer un trabajo pesado, actuaciones que nos exigirían tratar con personas ante las que no nos encontramos cómodos.La persona deprimida piensa ``no estoy de humor ahora mismo para hacerlo, lo dejaré para otro momento''. Si, según los fríos cálculos de la conveniencia, esa acción tendría un tiempo óptimo (pensemos, a modo de ejemplo, en enviar un curriculum laboral antes de que se hayan presentado demasiados candidatos o enviar una carta de reclamación antes de que transcurra un plazo legal) entonces está habiendo un grado de perjuicio, de riesgo de fracaso, que va aumentando en función de cuanto atrasamos indebidamente su ejecución.
    La depresión no altera nuestra inteligencia al punto de ofuscarla completamente como en determinados trastornos mentales en los cuales el enfermo no es consciente de estar enfermo, y por consiguiente, nuestra mente nos sigue avisando una y otra vez, con angustiosa insistencia, de que estamos a punto de perder una oportunidad, que todavía estamos a tiempo de enmendarlo.
    ¿Reaccionamos entonces? La respuesta es que mientras existe plazo de tiempo la procrastinación es posible, y por tanto la persona deprimida, en contra de toda lógica de optimización, sigue demorando con más temeridad, hasta llegar el último día, el último minuto, o llegando incluso a pedir aplazamientos excepcionales, y entonces, con suerte, si no estamos tan mal que nos digamos con ira auto-lacerante que ``ya es tarde'', podemos hacerlo finalmente de la peor, más costosa y penosa de las maneras.
    Esta conducta es altamente ineficaz y ansiógena -dicho sea de paso, a menudo la ansiedad en la depresión se genera de todas las maneras posibles- y la persona debe estar alerta de de su aparición y corrección sino quiere verse arrastrada a las peores pesadillas.

    DUDAS, INSEGURIDAD

    Tomar sencillas decisiones tales como qué prenda de ropa me compro,qué menú elijo o en qué dirección inicio un paseo es algo muy sencillo para una persona con un estado de ánimo normal, aunque ello no excluye que esa misma persona normal tendría pleno derecho a tener dudas sobre decisiones importantes (cambio de trabajo, una inversión sustanciosa, elección de pareja, etc.).
    En la depresión las ``grandes dudas'' y las ``pequeñas dudas'' se conviertes ambas en el mismo tormento. A ello contribuye:


    • [a] La dificultad de evaluación, que en la depresión está alterada en el sentido negativo, esto es, en la dirección de exagerar lo poco como mucho, el a veces como siempre, una dificultad como una imposibilidad, de forma que un fallo que comete lo atribuye a que es ``una nulidad'' o un desaire que se le hace es evaluado como ``no soy digno de aprecio''. Esta apreciación extrema es la que conduce a ver la pequeña decisión de elegir el color de una camisa en una ``prueba de mi inutilidad'' y que este test angustioso de paso se convierta en una ``prueba'' de la anormalidad de su estado. Se produce de este modo un agrandamiento artificioso del problema, que se transforma en ``juicio de dios'' sobre su porvenir.
      La misma angustia que se produce de vivir el pequeño problema como problema de primera categoría, es percibido con extrañeza y alimenta en buena medida la inseguridad, al observar que sentimos de forma anómala y por tanto cabría temer que podríamos tomar  decisiones absurdas.
    • [b] La atribución de capacidades: se puede sentir que hay un abismo entre la magnitud de una tarea y las minúsculas fuerzas que se atribuye el deprimido a sí mismo. Para los demás es fácil sostener una conversación o realizar una actividad rutinaria, pero para mí -esgrime el deprimido- es una tarea titánica frente a la que me veo incapaz. Afortunadamente esta incapacidad es más un a distorsión del auto-concepto de uno mismo que una verdadera imposibilidad.
    • [c] El proceso de toma de decisiones: replantear las decisiones que se han tomado continuamente, constantemente, hace que el actuar deje de ser fluido y parezca entorpecido a cada momento.
      Decidir es un trabajo durante el cual debemos paralizar, frenar los impulsos, y sin hacer nada considerar e imaginar alternativas para establecer la dirección hacia donde han de dirigirse los esfuerzos. Por ejemplo, nos quedamos quietos frente al armario y nos imaginamos llevando una camisa, luego otra distinta, luego otra vez la primera, y así sucesivamente. Es fácil entender que decidir ha de tener una duración práctica, porque de lo contrario en vez de ir a parar a una opción -fuera buena o mala-, nos quedaríamos con la peor de todas: la inacción (que con toda seguridad no ofrece nada).
      La forma en la que la depresión influye para que las decisiones se degraden en forma de parálisis es alargando innecesariamente las dudas, tejiendo y destejiendo las mismas ideas una y otra vez, pero si, pero no... Parece imposible decantarse, bien sea porque un impulso subterráneo está más interesado en paralizarnos que en activarnos, o bien sea debido a una enigmática dificultad para decantarse.
      Los dos fenómenos que acabamos de mencionar se dan en la depresión por distintos motivos:
      1) Por un lado el impulso, lo que nos apetece (no lo que nos conviene, criterio que está basado en que seguiremos vivos y entonces nos encontraremos con las consecuencias reales de las decisiones tomadas) es no hacer nada, claudicar, abandonarlos a la pendiente, dejarnos caer.
      2) Por otro lado no encontramos el resorte que hace disparar la decisión, sentir por ejemplo más agrado con una camisa que con otra. Esperamos la emoción positiva que se supone provoca explorar hipótesis y escenas distintas y comparar estos distintos placeres ``como si'' lleváramos la camisa de turno y encontrar de este modo cual produce mayor recompensa. La dificultad de sentir placer -de cualquier tipo- vuelve muy difícil orientarnos, ya que la búsqueda del placer -a corto o largo plazo- es una de las mejores guías que tenemos los humanos para actuar. Por esta razón la persona deprimida está muy confundida e indecisa acerca de qué decisión tomar hasta en las cosas más nimias.
      Ayuda mucho en esta clase de problemas sustituir el sistema de decisiones habitual por otro provisional que solemos utilizar en algunas situaciones de supervivencia (por ejemplo al ser perseguidos): decidimos lo primero al azar, rápido, no volvemos atrás. Esto es, siguiendo el ejemplo anterior, cogemos la primera camisa al azar y aceptamos el riesgo de habernos equivocado sin escrúpulo ni remordimiento, comprendiendo que hasta estar recuperados éste es el sistema menos malo y el que combate mejor la inacción (que es como el comportamiento negativo que agrava el desánimo).
    Poner a prueba cual es el máximo de funcionalidad de que se es capaz produce asombro y sorpresa en el deprimido, al constatar que los hechos de-muestran un panorama en el cual quizá no pueda estar brillante, ocurrente y productivo como en sus mejores momentos, pero se puede hacer  uperfectamentena actuación modesta, al punto de que no llame siquiera la atención (aunque esto podría tener el inconveniente de que los demás supusieran que ``no le pasa nada'' ya que puede comportarte con mediocre normalidad. A veces la persona deprimida tiene que colaborar poco y ser renuente para ``ser tomado en serio'' y demostrar la legitimidad de su trastorno en lo que respecta a cuidados y consideraciones). Sea como fuere, conviene apostar por mantener el rendimiento al máximo posible, ya que de este modo se está más cerca de una normalidad aceptable.

    DESAPEGO DE LOS ESTÍMULOS

    Lo que induce la depresión al deprimido frente a los estímulos es la actitud  de pre-concebir, de dar por hecho, derrotándose por anticipado, que no le ``sentarán bien''.
    A primera vista podríamos argüir que acercarse a lo agradable produciría consuelo y por ello mismo sería una apetecible medicina para nuestro lánguido estado. En cambio el deprimido desconfía de ese acercarse a lo bueno que antes le reconfortaba, y más bien renuncia preveyendo sentirse todavía más defraudado.
    Se vuelve frío y escéptico, y ante la posibilidad de un placer conocido prefiere desilusionarse y así confirma con toda su crudeza, sin paliativos ni falsos consuelos, la amarga realidad que le atenaza.
    También contribuye a esta actitud el rencoroso desaire que produce haber esperado mucho y haber encontrado poco en algunos momentos en que hemos probado, y haber sacado la precipitada conclusión ``ya no me anima nada'', ``será mejor resignarme a este malestar insoportable''.
    Sin embargo, pese a esas conclusiones más fruto de la impaciencia que de otra cosa, la exposición a los estímulos agradables resucita los sentidos y las capacidades de goce obturados por la depresión.
    La estrategia adecuada es acercarse y permanecer periodos cada vez más largos haciendo 'como si' disfrutáramos de productos alimentarios exquisitos, regalásemos el oído con música cuya belleza nos conmovía, nos atreviéramos -a pesar de la poca convicción- a poner ante los ojos la belleza visual del mundo natural (la antigua medicina de la ``naturaleza cura'') y artístico.
    Se trata de dejar que la curiosidad nos cosquille y provoque a pesar de nuestra inicial indiferencia, en una palabra, ir hacia el interés en vez de pretender estar interesados porque sí, sin habernos re-vitalizador a base de habernos auto-estimulado con la persuasión e insistencia necesarias.
    Aparecer en vez de desaparecer, volver al ser que éramos en vez vaciarnos perdidos en nada: he aquí un cambio de actitud que busca y espera la reanimación de su paciente acercarse al habla, la expresión y la acción como el camino que crea lo que practica en vez de lamentar lo que ha perdido.
    Practicar vida social, producir manual e intelectualmente, acercarse de puntillas a los placeres para saborearlos aunque fuera de refilón, todo ello hace mover la dinamo y produce el rayo de luz con el que irnos iluminando.

    FUGA DE LA CONDUCTA

    Este es un fenómeno más propio de los estados ansiosos, cuando el desasosiego que nos produce algo es desviado haciendo otra cosa aparentemente correcta, perteneciente al repertorio de loables propósitos que tenemos, pero cuya oportunidad y urgencia son más que discutibles, lo que la convierte precisamente en ``acción tapadera''. Ejemplo de esto es el furor limpiador u organizador -loable, quien lo duda- que le entra al estudiante precisamente cuando tenía que ponerse a estudiar: las incertidumbres y agonías que entraña el ``forzarse a aprender'' son aparentemente sustituidas por una actuación útil y menos agobiante.
    Claro está que lo rechazado retorna más tarde de nuevo con dosis de desagrado crecidas al socaire del silencioso invernadero en el que estuvo temporalmente sepultado.
    Hacer lo que no toca, lo que no se debe, incluso lo desaconsejable (por ejemplo, ponerse a comer fuera de horario), pueden ser tentaciones para fugarse con sucedáneos de lo que en el fondo sabemos que ``deberíamos'' hacer.
    Actuar para no hacer lo que se evita hacer, es una buena coartada para convencernos a nosotros mismos de que somos quizás saboteadores, si, pero inocentes y bien intencionados. Así, por ejemplo, debemos acudir a una cita importante, pero antes convendría regar las macetas y de paso dejar fuera del congelador la comida y claro está, no olvidemos coser ese botón que estaba medio suelto, y ciertamente, sería inapelable lavarse antes los dientes, y ya que estamos en la zona del baño podríamos aprovechar para recoger los frascos vacíos que hace días que están pendientes de retiro, ah, y sacar la ropa delicada que estaba en remojo, no se vaya a desteñir demasiado, y así sucesivamente. La persona es consciente de que se está haciendo tarde, que no llegará a tiempo, y no obstante no puede dejar de lado más tareas de última hora que exacerban la ansiedad tanto que resulta tragicocómico la forma en que, vaya fatídica casualidad, llegar a tiempo es ya imposible.
    Esta penosa desorganización aparece aumentada en la depresión por otros factores añadidos tales como las dificultades de memoria, concentración y la evitación de lo desagradable o incluso por un oscuro impulso de ``echarlo todo a rodar'', como complaciéndose en una degradación de las cosas acorde a la confusión interna de los sentimientos.

    RITMOS CIRCADIANOS

    Hay un tipo de insomnio, un conjunto de costumbres diarias, que consiguen que la persona deprimida tenga un ritmo ``contracorriente'' de los demás. Cuando los otros están frescos y despejados, el deprimido está en la espesa de las brumas matutinas, cuando los otros sucumben al cansancio y la modorra, el resucita cual vampiro en la ciudad solitaria.
    El aturdimiento tiene a veces cierta ventaja, porque amortigua la angustia que producen las tareas diarias -especialmente cuando el origen de la depresión tiene mucho que ver con esas tareas- y permite un cierto vivir adormecido, un ``matar el rato'', un lograr que el tiempo exista menos, una disculpa perfecta par que las cosas tengan un pobreza digna de repulsa y asqueada contemplación.
    El apetito desaparece especialmente en las horas de comida, favorecido en esa ausencia por la presencia del picoteo extemporáneo, igual que apetece dormir en las horas más intempestivas y aparecen algunas ráfagas de deseo erótico cuando nadie parece estar a tiro.
    La regulación de los ritmos de vigilia y sueño ayudan a encontrarse en el mismo camino que las personas que nos rodean. Las actividades fisiológicas y los impulsos naturales se ven favorecidos por el orden adaptativo en vez de verse perjudicados -disminuidos- por el desorden.
    Regular las horas de sueño, de comida, de ejercicio, de lectura, etc. facilitan enormemente la recuperación. No quiere decir esto que nos tengamos que volver rígidos e inflexibles, sino que la flexibilidad es un lujo que uno se puede permitir sólo en el supuesto de que primero tenga una normalidad de funcionamiento.

    ABANDONO

    ¿Cuando abandonar un empeño? Es de suponer que no vamos a movilizar recursos ni ejercer una costosa tenacidad por bagatelas insustanciales, sino por aquello que tiene categoría. Por mejorar merece la pena esforzarse y, hasta el último resquicio de esperanza contiene enjundia como para arriesgar.
    Apostamos por algo que queremos que suceda, identificándonos con el Yo que seríamos una vez conseguido lo que queremos. Los objetivos, los proyectos nos definen, nos hacen anhelar, nos sacan de de un apático pasmo que, en su aparente tranquila serenidad, ocultaría el horror del vacío.
    Por estas buenas razones el abandono no ha de facilitarse, sino resistirlo hasta que sea imposible continuar.
    En un estado normal tenemos esa fortaleza y resistencia necesarias para proseguir. En cambio, la depresión cambia considerablemente la intensidad de la lucha por mejorar, y podemos llegar a contemplar en ese estado, con blanda auto-comparecencia y frialdad, cómo una pulsión oscura de pronto reniega, se rebela, ya no juega a ganar, y ya no le importa ver el espectáculo de nuestra degradación.

    • [Estado_1] La cosa puede iniciarse por señales sutiles, como desinteresase por la imagen pública, poniéndonos cualquier prenda, descuidando la higiene, dejando de lado la exquisita educación y no nos afanamos en resultar simpáticos o seductores: ya no queremos decorar el mundo, brillar en él como si tuviéramos una disposición amorosa hacia el exterior donde los bienes se consiguen, donde los afanes se siembran y dan fruto.
    • [Estadio_2] Una vez oscurecidos, afeados y hoscos, el siguiente paso es el boicot y el sabotaje pasivo: dejar de hacer lo que sabemos que no podemos permitirnos.
      Para llevar a cabo este silencioso abandono se requiere un método sibilino: resistencia pasiva, omisión, olvido malintencionado, autoengaño, dejadez, ritmo insuficiente.
      Esta segunda etapa genera un perjuicio claramente perceptible, esto es, una degradación angustiosa del conjunto de asuntos que llevamos entre manos (manos obreras, sea dicho de paso, que evitan la tendencia de los asuntos a empeorar si los dejamos solos)
    • [Estadio_3] La preparación de las dos primeras fases es el requisito necesario para dar el paso decisivo: el abandono activo, el descolgar el teléfono para que no nos llamen, faltar al trabajo, dejar de tomar medicinas, no salir de casa, no levantarse de la cama o rebajar nuestras actividades a un mínimo de elemental sobrevivencia (o en su expresión máxima la persona puede ``dejarse morir'').
      Quienes rodean al deprimido se escandalizan ``¿No se da cuenta del grado de dejadez al que ha llegado?''. La respuesta es que sí. Lo ve con escalofriante asco y rechazo de si mismo. Pero este verse piltrafa impresentable, lejos de suscitar una urgente respuesta para remediarlo, más bien justifica aflojar una vuelta de tuerca más al abandono, soltando las migajas de acción positiva que quedaban como si uno que se viera cayendo no se le ocurriera cosa peor que empujar hacia abajo creyendo trepar hacia arriba.
    • [Estadio_4] El mayor grado de abandono conduce a la inanidad, a una muerte por tristeza o a la tentación del suicidio.
    Aunque éste proceso que describimos es de un empeoramiento progresivo, ello no significa que un curso depresivo tenga que conducir a este final de forma inexorable.La depresión vive del autoengaño de pensarse como ``imparable'', dando a entender que la persona está negada, imposibilitada para reaccionar. Esta es la ``película'' que proyecta -para espantar y paralizar- en la pantalla de la conciencia.
    Pero la reacción es siempre posible, y hasta milagrosamente eficaz. Alguien al borde del suicidio puede recapacitar y escandalizarse por haber ido tan lejos en su desesperación. Sin esos extremos dramáticos, siempre es posible combatir el abandono activo, ``portarse bien'', cumpliendo -aunque fuera a regañadientes- con los compromisos básicos, hasta notar al cabo de un tiempo una modesta mejora que ir mejorando lentamente produce.
    Lo ideal en cuanto a abandono es disciplinarse de forma preventiva: no dar los primeros pasos del desaliño y descuido personales y, es más, cultivar a modo de escudo protector un mimo y una delicadeza exquisitas en el cuidado propio, reflejo de un quererse a uno mismo, de un amor primero desde el que ir a un amor segundo, cultivando la simpatía, la cortesía, la dulzura seductora y la osadía de hacer un placer de nuestro actuar en el mundo, alejándonos tanto de la pereza timorata como del exceso de sensibilidad frente a las imperfecciones y debilidades humanas.

    AISLAMIENTO

    Una medida de vitalidad de una persona podría consistir en averiguar la calidad y cantidad de sus relaciones sociales. Cuando estamos animados tendemos a estar más expansivos, nos comunicamos más y mejor con las personas que nos rodean, tenemos interés en cuidar y mejorar el trato humano. Por el contrario, la reacción más común estando desanimados es disminuir la búsqueda activa de contacto y desimplicarnos (estar sin estar) en las relaciones que tenemos por costumbre.
    La tristeza invita a un repliegue hacia un intimismo, hacia el Yo herido, mientras que la alegría busca un tú o un nosotros con los que compartir, aumentar y difundir la onda expansiva de la vitalidad interna.
    El contacto humano, especialmente en un ambiente acogedor y armónico, realiza necesidades muy importantes de los seres humanos (condenados a ser una especie social, mal que nos pese) tales como la necesidad de apego, seguridad, integración, reconocimiento, valoración e incluso de identidad (pertenecer a un grupo, no ser un ``don nadie'' anónimo). Por consiguiente, alejarse es una forma de dar la espalda a estas necesidades, estar ausentes, perder el amarre que "ser alguien para alguien" nos ata al mundo.
    Con cierta frecuencia este aislamiento no sólo es un síntoma de depresión, sino que también ha sido en buena medida su causa. La falta de habilidades sociales, especialmente para intimar y hacer amigos, las dificultades de carácter y maduración, hacen que nuestras relaciones resulten problemáticas o insatisfactorias, pobres y decepcionantes. En otras ocasiones nos hemos visto obligados a empezar de cero por cambios de residencia, estado civil, trabajo, muertes de seres queridos, las etapas que acaban y hasta los cambios culturales que no hemos podido digerir, todo ello puede producir en nosotros pérdidas de identidad y vinculación que conllevan dosis de frustración, duelo y tristeza.
    La persona deprimida es consciente de no estar en su mejor momento y por ello no resulta tan agradable a los demás. y no quiere ``hacer el papelón'' o ``ser pesada'' o aburrida a los demás. Pero en cambio, en términos de egoísmo personal, es una de las cosas que más le pueden ayudar a recuperarse. Para ser atrevidos cabe tener en cuenta que el grado de ``deslucimiento'' no es quizá tan impresentable como parece a primera vista -porque los demás tampoco son tan exigentes que nos pidan estar arrebatados en un aura de genialidad constantemente-, y que nuestra capacidad de esfuerzo -aceptemos que sea costosa y trabajosa para nuestro estado depresivo- es sin embargo posible, y podemos afanarnos al punto de ``parecer'' normales. Esta teatrillo de hacer de normales tiene la inmensa virtud de normalizarnos, de activar nuestro cerebro en la buena dirección.
    Seguramente la capacidad de disfrute esté disminuida, y la dificultad de concentración haga que en ocasiones perdamos viveza y capacidad de coger las cosas al vuelo, pero no obstante el contacto humano nos calma y nos reconforta. No debemos ser tan escrupulosos ante nuestros amigos y conocidos que no nos permitamos abusar un poco de ellos, imponiéndoles con la mayor normalidad posible nuestra presencia algo sombría: a cambio nos podemos comprometer a devolverles lo que les quitemos cuando estemos recuperados, guardando una deuda de gratitud y reciprocidad en las ocasiones futuras en las que ellos necesiten nuestro apoyo.

    COMER O NO COMER

    La alteración del apetito suele ser otro de los síntomas de la depresión. A unos lo que les sucede es que tienen pérdidas alarmantes de peso y a otros se les descontrola la necesidad de ingesta. Este doble posibilidad coincide con el efecto de la ansiedad sobre el apetito, quitándolo o exacerbándolo.
    Cuando lo que experimentamos es pérdida de apetencia, la tentación es rechazar la comida, especialmente si tiene apariencia de copiosa o energética. La comida, por añadidura, es como un símbolo de amor a uno mismo (por lo que comer tiene de autocuidado) y también de ese amor universal que se traduce en ``estar presentable'', ``tener buen aspecto'' para alagar y agradar la vista de los demás.
    Obviamente, la depresión es un agonista del amor, lo enfría y reduce a una mínima dimensión.
    Cuando hay una pérdida de peso preocupante se deben tomar medidas correctoras, y en vez de esperar a recuperar el hambre para asumir las costumbres habituales, como alternativa provisional conviene hacer ingesta de pequeñas dosis de alimentos (un vaso de leche, una fruta, un yogourt, una pequeña ración) cada dos o tres horas, hasta comprobar que el peso se mantiene. Si este plan se acompaña de ejercicio físico (que aumentará la demanda de nutrientes) la estabilización será mucho más rápida y eficaz.
    En el caso opuesto, el de que se despierta una voracidad insaciable, el descontrol se ve favorecido por la indiferencia por el aspecto físico, por la falta de autoestima, que aumenta a su vez perdiendo la figura, contribuyendo con ello al apocamiento y aumentando el deseo de aislamiento para no ser vistos de esa guisa ni arriesgarse a que fueran conocidas nuestras debilidades impresentables.
    Ideas que pueden ayudar a mejorar el control son las de ``prevenir la debilidad'', anticiparse suprimiendo las tentaciones, analizando las ocasiones en las que se estimula más el furor por comer y buscando remedios y argucias para no caer. Si la dificultad es el aumento de la ansiedad en determinadas horas del día hemos de utilizar formas más inocuas de relajación (por ejemplo música apaciguadora, ver películas reconfortantes, pasear, leer, etc.). Si podemos contar con alguna ayuda externa sin que ello cause incomodidad o situaciones problemáticas, puede ser útil pedir vigilancia y control para el acceso a la comida (poner un candado el la nevera, supervisar la cantidad de alimentos, aparecer a ciertos intervalos para comprobar la situación, etc.)
    En algunas ocasiones especiales comer o no comer puede ser un método indirecto de fastidiar a un ser querido ante el cual estamos resentidos o reprochantes. Al no comer lo angustiamos o comiendo más de la cuenta le privamos de ``don de amor'' que es la estética. Claro está, estas formas pasivas de agresión pueden tener el efecto de perjudicarnos a nosotros mismos más que a la persona a la que van dirigidas, que además, en vez de sentirse aludido y cambiar a favor, puede vernos como más desquiciados y enfermos de lo que estamos, distanciándose como quien tiene que tratar con un ``bicho raro'' al que hay que soportar, reacción que dista del amoroso celo que provoca quien se considera que se gana la esforzada dedicación por sus actitudes colaboradoras.

    AUTO-AGRESIÓN

    Mientras que la depresión, produce una dificultad para sentir sentimientos positivos (alegría, placer, goce, entusiasmo, deseo), por el contrario, deja intacta la capacidad de sentir lo desagradable (un ruido molesto, una contrariedad, lo penoso y trabajoso, el trato hostil o áspero de los demás).
    La modulación emocional está basada en un juego de pesos y contrapesos que nos ayudan a dar la respuesta justa: nos pisan el pie, eso nos molesta, pero si evaluamos al responsable como inocente, con apariencia de buena persona, ello frena la reacción airada. En la depresión faltan unos ``frenos'' esenciales para la ira y la rabia: sentir amor por uno mismo y por los demás. Vivimos las situaciones como si los costes fueran mucho más pesados que los beneficios, y por ello dignos de la palabra más fácil y abundante en el depresivo: NO. No me gusta, no me interesa, no quiero.
    La irritación que produce el más pequeño incidente o feo que nos hagan dispara en el deprimido una reacción desmesurada. Si la persona, antes de deprimirse, era una persona bien educada, con unos principios morales y un comportamiento ejemplar, no la veremos agresiva en el sentido más burdo de ponerse intemperante y ofensiva, ni menos aún pasar a la acción de agredir físicamente. En cambio, otros deprimidos, con dificultades previas a la depresión de control del mal humor y que entraban en estado rabioso a la primera de cambio, duplicarán estas conductas estando deprimidos (al igual que esas mismas personas tienden a sobrepasarse en estados alterados de conciencia como estando ebrios o cansados).
    Cuando la persona, por su talante anterior, guarda las apariencias y no dirige la rabia hacia el exterior, la vuelve:

    • [a] Un comportamiento auto-lesivo, auto-punitivo.
    • [b] Un comportamiento agresivo-pasivo
    El comportamiento [a] auto-agresivo consiste en hacerse daño a uno mismo. Cuando uno se daña hace a la vez de sujeto irascible, de verdugo ejecutor, y al mismo tiempo de víctima pasiva -que es la parte que en realidad hace que la ira se transforme en dolor y tristeza. La autoagresión consiste en:
    • insultarse y despreciarse constantemente (``soy imbécil'', ``estoy hecho un asco'')
    • auto-críticas destructivas (``nunca ha valido para nada'', ``no soy capaz de reaccionar'')
    • auto-evaluaciones negativas (``lo hago todo mal'', ``no doy pie con bola'')
    • dejar de hacer cosas agradables (elegir el alimento menos sabroso, sentarse en el asiento más incómodo, no ir a ver la película que teníamos intención de ver, renunciar a una visita o a un favor, consuelo o ayuda que nos ofrecen)
    • llevar a cabo acciones de ``autodegradación'' tales como cortarse el pelo, ir con la ropa más lúgubre, poner música fúnebre en el tocadiscos, complacerse en los estímulos que proporcionan pena y dolor (determinadas fotos y cartas, evocar recuerdos desagradables, traer a colación viejas ofensas)
    • autolesiones (golpes, pellizcos, quemaduras) e intentos de suicidio.
    El comportamiento [b] pasivo es una forma indirecta -y por ello mismo, generalmente inadecuada- de protestar y vengarse de los que han suscitado en nosotros la ira desatada. Dejar una ventana abierta por descuido en pleno invierno, quemar la comida, ponerle demasiada sal o elegir el menú que sabemos que menos le gusta a la persona diana, no hacer o hacer mal lo que habíamos prometido o en lo que nos habíamos responsabilizado (por lo tanto el no hacer ni dejar hacer), olvidar tomar la medicación o no colaborar en la recuperación para que los demás se preocupen y no se vean aliviados o se vean ``castigados'' con nuestro empeoramiento, son algunos ejemplo de tácticas que la mayor parte del tiempo se llevan a cabo con nuestro sacrificio y nuestro dolor, y por ello mismo nos quitan más que nos dan.

    Lo que estás viviendo es producto de tus decisiones

    Si una decisión origina un resultado que no te gusta no te culpes. Haz una nueva elección y listo. Recuerda que errar no está mal, de todos modos se aprende, la cosa es aprender 


    Martha estaba enamoradísima de un joven brillante, apuesto, honesto, que sin embargo, tenía graves problemas con el alcohol y no lo reconocía.
    Se comprometieron y muchos opinaron que él no era lo mejor para ella, pues estaban seguros que el alcohol traería disgustos y sufrimiento a su vida.
    Algunos quisieron externar su sentir, hablarle, recomendarle, pero sabían que ella no estaba dispuesta a permitir que otros opinaran en sus decisiones de vida.
    Al cabo de poco tiempo, ella misma, cansada de lo que el licor provocaba en todos los entornos de su novio, incluyéndole a ella, le recomendó buscar ayuda y él en respuesta a su sugerencia rompió el compromiso.
    Martha, en vez de reconocer que la vida le estaba alejando de esa persona para entregarle alguien que le correspondiera de una manera más plena y que él no quería soltar a su dios el licor ni entender los problemas que le acarreaba el vicio, le pedía desconsolada al universo que esa persona regresara a sus brazos.
    Por más que intentó olvidarle, por más que algunos amigos y familiares le hablaron y aconsejaron, ella solo deseaba que él regresara a su vida.
    El muchacho regresó, supuestamente reconoció los problemas con la bebida y a los meses se casaron. No pasaron muchos años cuando se separaron y ella quedó, según propias palabras: "sola, triste, ofendida y desgraciada". Además, con un niño que ahora dependía de ella.
    Meses más tarde en sesiones de coaching con un servidor, Martha entendió que lo que estaba viviendo no era más que producto de las decisiones que había tomado y que de hecho, el aferrarse tanto a esa persona tras haber creado una codependencia y "gracias" a los vacíos emocionales que ambos tenían, le habían hecho elegir vivir todas las consecuencias que afrontaba.
    Martha es un buen ejemplo de que somos producto de todas las decisiones que tomamos y de que así como hay decisiones que cambian tu vida, también hay vidas que nos hacen cambiar decisiones. Pues por su hijo, ella tuvo que reconocer que se había aferrado a algo que no era lo mejor para ella y que debía abandonarle para poder ofrecerle un mejor futuro a su hijo.
    Estoy convencido de que TODO lo que pasa en nuestras vidas es para algo y aquello que la mayoría llaman problemas o dificultades no son más que lecciones de aprendizaje, pero también es una realidad que todo lo que vivimos es producto de nuestras decisiones, de nuestras acciones. Es por ello que cada vez que vamos a dar un paso en la vida, es bueno hacerlo de una manera consciente y convencidos de que es lo mejor, incluso si eso luego no brinda el resultado deseado.
    Cuando tomamos una decisión, es importante saber que en ese momento, gracias a nuestra experiencia de vida, gracias a nuestra formación y tomando en cuenta lo que hemos afrontado y superado, es lo que sentimos será lo mejor.
    Eres responsable de tus decisiones. Si una decisión origina un resultado que no te gusta no te culpes. Haz una nueva elección y listo. Recuerda que errar no está mal, de todos modos se aprende, la cosa es aprender las lecciones de la vida y evitar tropezar con la misma piedra más de una vez o que te llegue guste la piedra, como en el caso de Martha.
    Inclusive, como hizo Martha, a veces es mejor tomar decisiones que duelan, que decisiones incorrectas.
    Recuerdo otro caso, el de Jorge, quien había creado una relación co-dependiente y nada constructiva por años con su pareja. Dejarse fue, según él: "un infierno". Eso era lo que opinó por meses, que digo meses, por dos años para ser exactos, pero llegó el día en el que Jorge reconoció que aquella decisión fue la mejor que ambos pudieron haber tomado, ya que al haber emprendido cada quien por su camino, todo cambió y para bien: cada quien tenía una vida mejor en todo sentido, un mejor puesto laboral y ambos habían logrado más cosas que cuando estaban juntos.
    También puede pasar al revés, que las malas decisiones nos lleven a lugares correctos. Y digo malas porque muchas personas no piensan o analizan los pasos que dan o a veces los dan con alguna expectativa y la vida les lleva a otra resolución muy lejos de lo que ellos pensaban pero mucho mejor de lo esperando.
    Asume las consecuencias de tus decisiones y para tomarlas mejor, la próxima vez toma en cuenta estos aspectos:
    • Toda decisión tiene consecuencias: haz una lista de lo que ganas y lo que pierdes tomando esa decisión, de lo que te acerca a lo que deseas o de cuánto te aleja y de las causa efecto en las que va a repercutir en tu vida. Piensa si realmente es lo que deseas, o bien, si es una inversión en tiempo, para llegar a donde deseas.
    • Toma en cuenta que las consecuencias de una decisión tomada no siempre surgen a corto plazo. No te desanimes si has tomado un rumbo de acción y no ves resultados, por que todo toma su tiempo y todo lo que sucede es perfecto. Practica la paciencia y la perseverancia.
    • Busca consejo de quien algún experto o calificado en el tema, un asesor, un coach, terapista. Escucha su punto de vista y toma tu decisión basada en lo que analizas, no en lo que te digan los demás.
    • Pregúntate, ¿sé todo lo necesario para tomar esta decisión?" si no es así tómate un tiempo e investiga todo lo que necesites considerar para dar el paso que vas a dar.
    • Pregúntate: ¿qué? ¿dónde? ¿cómo? ¿quién? ¿cuándo? Estas respuestas te ayudarán a tener un escenario más claro de lo que deseas.
    • No te precipites pero tampoco postergues una decisión que has tomado. Si tienes claro lo que debes hacer: ¡actúa!
    • Como a veces los efectos de tus decisiones -y siempre los hay- no son inmediatos ni ocurren cuando tu quieres, fíjate un plazo determinado para evaluar tu situación y las consecuencias que la decisión te brinda.
    • Evita dar un paso precipitadamente, o como reacción a una provocación, por miedo o por presiones externas de cualquier tipo. No por responder rápido ante un dilema respondes mejor. Es mejor planear bien las tus pasos.
    • Y si ya hiciste todos los anteriores, hay uno que vale por todos: escucha tu corazón. De el siembre brota la verdad. Pero que sea a tu corazón y no a tu ego engañado buscando lo que tu deseas y no lo que debe ser.

    Relájate a la hora de tus decisiones, sea cual sea la que tu corazón te indique que es correcta, de seguro la es, porque aprenderás, avanzarás y obtendrás. ¡Eso es un hecho SIEMPRE!
    Y recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!

    Todo pasa PARA algo


    Reza el dicho que "no hay mal que por bien no venga", una verdad realmente absoluta, pero a la hora de la realidad, la mayoría de las veces en nuestro camino por la vida nos tomamos demasiado en serio lo que nos sucede, hacemos un tsunami en un vaso con agua y nos hundimos en el mar oscuro de lo negativo. (De ahí ni quien nos saque, si no somos nosotros mismos los que nos salimos)
    Nos enfocamos en esas turbulencias que experimentamos en pleno vuelo del día a día, y no en el trayecto que hemos recorrido o en cómo desviarnos por otra ruta para hacer más placentero nuestro viaje y llegar con buen cause a un destino adecuado.
    Definitivamente, no existen las casualidades, todo pasa PARA algo, y es mejor que lo empieces a entender y asumir de esta manera para que en vez de "sobrellevar" tu vida y "soportar" una cruz o asumir el papel de pobrecito(a), te hagas aliado de este gran regalo que es estar en la tierra y empieces a ser capaz sacarle el mejor provecho a todo lo que se te presente. Sí, incluso a eso que la mayoría se llenan la boca llamando problemas o dificultades. Y que en ocasiones hasta les encanta que sean la constante en sus vidas porque es una manera de atraer "lástima" o la atención de los demás.
    Te aseguro que si haces un recuento de esas pruebas que han sucedido en tu historia, siempre has obtenido una recompensa y, además, te han significado un buen aprendizaje. Esas personas que han pasado por tu vida, la pérdida de un trabajo, una enfermedad, la ausencia de un ser querido, una ruptura sentimental, los apuros económicos, las frustraciones de no lograr lo que tu deseas en el momento preciso; en fin, esas caídas, esas situaciones incómodas e imprevistas, debes agradecerlas porque de fijo han hecho de ti la personas que hoy eres.
    De las "malas" experiencias --que no son más que producto de las decisiones que tomamos-- (y conste que no las tomamos mal, sino que las atraemos consciente o inconscientemente para avanzar en nuestras vidas) se aprende y se convierten en los hechos más relevantes que suceden en nuestras vidas. Todo es una consecuencia y todo aporta; todo suma, cuando deseamos crecer y valorar nuestra existencia.
    María, una de mis coachees, llegó a sesión desesperada porque, según ella, su vida no tenía sentido ya que su novio la había traicionado con otra chica y ella "dependía" literalmente de esa relación, de su "amor". Con el paso del tiempo y varias sesiones, María aprendió a agradecerle a su ex por lo sucedido, primero comprendió que no era justo afanarse a estar con alguien que no le amaba realmente tanto como ella a él, y luego, que gracias a esa herida, esa traición y a su corazón roto, experimentó la importancia de perdonar, de tener más confianza en sí misma, de amarse primero ella y de ser más cautelosa a la hora de abrir su corazón e involucrarse en una relación. (Por poco y manda a construir un monumento en tributo a su ex, ya que todo lo que pasó le cambió la vida y para bien).
    También se dio cuenta de que idealizaba a su ex pareja, y que al abrir los ojos, no era todo lo que ella supuestamente veía en él, sino que le ponía atributos que no existían en esa persona pero que eran parte de lo que ella anhelada en un "príncipe azul".
    Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas y supuestamente injustas, pero en realidad llegas a comprender que sino hubieras superado estas situaciones, nunca hubieras realizado tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón.
    Muy importante es y hasta me atrevo a afirmártelo, que en esta vida las situaciones, las personas y las circunstancias a las que nos enfrentamos, y que por lo general llamamos problemas o dificultades -pero que yo suelo nombrarlas como experiencias de aprendizaje- nos afectan o nos dañan, si nosotros lo permitimos. Sin lugar a dudas, es una elección totalmente nuestra, algo así como cuando a pesar de que sabemos que un alimento nos va a caer como una patada en el estómago, lo comemos.
    Les llamo lecciones de aprendizaje porque he aprendido que en vez de enfocarme en elegir que las situaciones me desgasten o me angustien, debo entender que todo es un puente que nos llevará a algo mejor, y que todo es una gran lección que la vida nos da. La idea es aprender de las experiencias que valientemente enfrentamos, y en la medida de lo posible dejar de atraer más de lo mismo.
    Aprender la lección afirmando: "vamos para adelante, de acá no soy, no es algo que quiero, no me corresponde, no lo acepto y mejor me preparo para disfrutar de lo bueno que la vida tiene para mí. Elijo ver lo bueno de esto que me está sucediendo. Sé que esto también pasará..."
    Tengo más que claro, que como todo en la vida, es mejor descubrir el lado positivo y a pesar de que sintamos que un hoyo negro nos está succionando (que me ha sucedido y a menos de que no seas humano no lo habrías experimentado) podemos optar por descubrir para qué la vida nos está presentando esa situación, en qué medida nos hace crecer, cómo sacar lo mejor de nosotros, cómo nos sorprende mostrándonos que tenemos energía y fuerzas que no sabíamos que eramos capaz de tener.
    Las situaciones nos afectan en la medida que nosotros lo permitimos, por el tiempo que nosotros determinemos (años, días, semanas, horas, minutos) y nos duelen o lastiman en la escala que nosotros dispongamos, es decir, desde un leve resentimiento hasta llevarnos a un estado depresivo.
    La pregunta más trillada cuando surge algo que no teníamos previsto en la vida afrontar es, "¿porqué a mí?". En vez de preguntarte esto, siempre cuestiónate para qué te está sucediendo y además, ten muy claro que todo pasa, como dicen, "después de la tormenta viene la calma". (Además que nunca vas a enfrentar algo para lo que no tengas o descubras tener las agallas para salir adelante)
    Si bien es cierto nunca es más oscuro que cuando va a amanecer, debes enfocarte en el amanecer, precisamente en que pronto será otro día, que verás la luz y solamente cosas buenas de esa experiencia obtendrás, porque te aseguro que en tu camino no serás la misma persona que eras antes de enfrentar lo que tengas que sortear.
    El chiste en la vida es ir asumiendo que todo pasará. Siempre ten muy claro que todo es pasajero. Cualquier situación tiene solución y si no la tuviera de qué te serviría estresarse, lo importante es tratar de buscar el plan B o la nueva ruta a seguir, y en su efecto cómo me aporta esta circunstancia a mi vida.
    Con acongojarnos, estresarnos, ponernos tristes, depresivos, dejar que la tensión nos abrace, no ganamos más que boicotearnos a nosotros mismos.
    TODO PASA. Ninguna cosa y ninguna emoción es permanente. Todo viene y va como el día y la noche. Habrá momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la vida misma. No le des protagonismo a lo que no merece ni te desgastes por nada, con actitud positiva todo se puede y se logra.
    Es tu decisión, ¿qué decides? Responde y reflexiona. Y recuerda: sonríe, agradece y abraza tu vida.
    Videos relacionados:
    ¡Adiós a la mujer perfecta y bienvenida la mujer libre!
    1 de 10
    Getty Images
    • Siguiente


     

    Seguir