sábado, 25 de abril de 2015

Es posible amar sin poder decir Te amo?

Es posible amar sin poder decir Te amo?

En una interesante y apasionante conversación con unas amigas discutimos sobre si es posible amar sin poder decirlo, o sentir sin poder sentirlo , o pensar sin palabras.

Yo defendía que no, pero debo matizar y admitir mi error.

En efecto se puede sentir amor, celos, envidia etc sin haberlo expresado nunca con palabras, ni a otra persona.

Incluso se podría pensar sin palabras, con imágenes por ejemplo o con sonidos, si fueras un músico por ejemplo.

Pero profundicemos un poco más.

Aunque pudiéramos pensar puntualmente sin palabras, la inmensa mayoría de pensamientos acabarán en un conversación, en un recuerdo, que pasará inexorablemente por las palabras. Y las palabras que nos permiten recuperar pensamientos y recuerdos y pensar también interactúan íntimamente con los sentimientos.

Sí, podemos sentir sin palabras,  sin pensamiento, sin etiquetas, sin mente. Pero tarde o temprano nuestra mente intervendrá, para ver que nos está pasando , que es ese sentimiento y ahí habrán palabras. Yo creo que eso es en ambos sentidos, es decir, que si sentimos lo expresaremos con palabras, y que si hablamos de sentimientos sentiremos en mayor o menor medida con esas palabras.

Es decir, si decimos cariño, cielo y expresamos ternura, una cierta dosis de ternura sentiremos, de la misma forma nuestros actos provocaran sentimientos, si abrazamos o nos besamos sentiremos también.

Lo que defiendo pues, es que nuestra forma de hablar nos hará sentir, aunque sea minimamente, en la línea de nuestras palabras.

Podrían ser palabras vacías y mentir con ellas? pues si, la persona que mienta o que sus palabras sean falsas, podrá no tener el mismo sentimiento que una persona auténtica y que no mienta.

Lo que defiendo es que una persona que no busque un fin,un objetivo, un conseguir algo con sus palabras, al expresar ternura con sus palabras sentirá más ternura que sin ellas. Y que a veces culturalmente no las expresamos, no expresamos ternura con palabras o gestos y, o los reservamos únicamente para momentos especiales, o personas especiales y nos convertimos en un todo o nada, personas binarias 0 o 1, ó 0 o 100.

Y ahora vayamos al tema del artículo:
Es posible amar con miedo al rechazo de decir Te amo y no ser correspondido, o con miedo a que se repita un trauma del pasado, de una relación pasada?

Yo creo que no.

Y aquí dejo unos escritos de mi filósofo favorito Anthony de Mello:

Donde hay miedo no hay amor y podéis estar bien seguros de ello.
Anthony de Mello
Donde hay amor no hay deseos. Y por eso no existe ningún miedo. Si amas de verdad a tu amigo, tendrías que decirle sinceramente: " Así, sin los cristales de los deseos, te veo como eres y no como yo desearía que fueses, y así te quiero y ya, sin miedos a que te escapes, a que me faltes, a que no me quieras". Por que en realidad, ¿que deseas? ¿Amar a esa persona tal cual es, o una imagen que no existe? en cuanto puedas desprenderte de esos deseos-apegos, podrás amar; a lo otro no se le puede llamar amor, pues es todo lo contrario de lo que el amor significa.
El enamorarse, tampoco es amor, sino desear para ti una imagen que te imaginas de esa persona. Todo es un sueño, porque esa persona no existe. Por eso, en cuanto conoces la realidad de esa persona, como no coincide con lo que tú imaginabas, te desenamoras. La esencia de todo enamoramiento son los deseos. Deseos que generan celos y sufrimiento porque, al no estar asentados en la realidad, viven en la inseguridad y en la desconfianza de los miedos a que todos sus sueños se acaben, se vengan abajo.
El enamoramiento proporciona cierta emoción y cierta exaltación que gusta a las personas con inseguridad afectiva y que alimenta una sociedad y una cultura que hace de ella un comercio. Cuando estás enamorado no te atreves a decir toda la verdad por miedo a que el otro se desilusione porque, en el fondo, sabes que el enamoramiento sólo se alimenta de ilusiones e imágenes idealizadas.
El enamoramiento supone una manipulación de la verdad y de la otra persona para que sienta y desee lo mismo que tú y así poder poseerla como un objeto, sin miedo a que te falle. El enamoramiento no es más que una enfermedad y una droga del que por su inseguridad, no está capacitado para amar libre y gozosamente.
La gente insegura no desea la felicidad de verdad, porque teme el riesgo de la libertad y, por ello, prefiere la droga de los deseos. Con los deseos viene el miedo, la ansiedad, las tensiones y, por descontado la desilusión y el sufrimiento continuos. Vas de la exaltación al desapego.
¿Cuánto dura el placer de creer que has conseguido lo que deseabas? El primer sorbo de placer es un encanto, pero va prendido irremediablemente el miedo a perderlo, y cuando se te apoderan las dudas, llega la tristeza. La misma alegría y exaltación de cuando llega el amigo, es proporcional al miedo y al dolor de cuando se marcha... o cuando lo esperas y no viene... ¿vale la pena? Donde hay miedo no hay amor y podéis estar bien seguros de ello.
Cuando despertamos de nuestro sueño y vemos la realidad tal cual es y nada cambia. Entonces puedo decirle al otro: como no tengo miedo de perderte, pues no eres objeto de propiedad de nadie, entonces puedo amarte así como eres, sin deseos, sin apegos ni condiciones; sin egoísmos ni querer poseerte y esta forma de amar es un gozo sin límites.
¿Qué haces cuando escuchas una sinfonía? Escuchas cada nota, te deleitas en ella y la dejas pasar, sin buscar la permanencia de ninguna de ellas, pues en su discurrir está la armonía, siempre renovada y siempre fresca. Pues en el amor, es igual. En cuanto te agarras a la permanencia destruyes toda la belleza del amor. No hay pareja ni amistad que esté tan segura como la que se mantiene libre. El apego mutuo, el control, las promesas y el deseo te conducen inexorablemente a los conflictos y al sufrimiento, de ahí, a corto plazo, a la ruptura. Porque los lazos que se basan en los deseos son muy frágiles. Sólo es eterno lo que se basa en un amor libre. Los deseos te hacen siempre vulnerable.


El amor es ausencia de miedo. Si hay miedo no hay amor, porque lo que impide el amor racional es el miedo, por los apegos, y el apego, ¿qué es? Es la incapacidad de renunciar a una relación cuando debe hacerse, cuando tus principios están en juego.
Walter Riso

Si tengo miedo a expresar mis sentimientos por ser rechazado, si tengo miedo a decir te amo, entonces no puedo amar.
Victor

NO TENGAS MIEDO
El miedo es lo que nos lleva a quedarnos en la programación. Lo contrario del miedo es el amor. Donde existe amor no hay miedo alguno. Y el que no tiene miedo alguno no teme a la violencia, porque él no tiene violencia alguna. Toda violencia viene del miedo y crea más violencia.
El que se enfada es que tiene miedo. Nosotros huimos de los enfados porque provocan nuestros miedos y, a la vez, nos ponen violentos. Nos asustamos de la agresividad porque despierta nuestra propia agresividad. Nos defendemos no por justicia, sino por miedo.
El místico es el que es capaz de liberarse completamente del miedo, por eso no es violento. El enemigo del amor no es el odio, sino el miedo. El miedo genera los deseos. Los deseos son otra consecuencia del miedo. El que nada teme está seguro y nada desea.
Hay un deseo común, que es el cumplimiento de lo que creo va a darle la felicidad al "yo", al ego. Ese deseo es apego, porque pones en él la seguridad, la certeza de tu felicidad. Es el miedo el que te hace desear agarrar con tus manos la felicidad, y ella no se deja agarrar. Ella es. Esto sólo lo descubrimos observando, bien despiertos, viendo cuánto nos mueven los miedos y cuándo nuestras motivaciones son reales. Si te agarras a los deseos es señal de que hay apego.