miércoles, 10 de julio de 2013

NEGAR LA REALIDAD


NEGAR LA REALIDAD

Negar la realidad es enfrentar situaciones o conflictos negando su existencia.
Se trata de un mecanismo instintivo de defensa ante lo desagradable. En la pareja negar la realidad puede servir para idealizar virtudes y minimizar defectos. Los celos se ven como pasión, la obstinación como agudo sentido moral, ocultar algo puede ser un simple error de cálculo. Los que niegan suelen vivir más tiempo juntos y admitir tropiezos, confusiones o errores. La admisión pasiva lleva al autoengaño. Lo que rompe la negación es una crisis.
El feedback o confrontar con la realidad evita que la negación se convierta en hábito.
Las adicciones. El alcohólico, el drogadicto, el jugador compulsivo, el golpeador, suelen negar la realidad. Si el pre-adicto niega su problema está en peligro. A veces un amigo es el propulsor, su propia ansiedad lo induce a negar la realidad. Esto impide que el adicto se corrija, cree que siempre alguien lo ayudará. Otro personaje de la novela es la víctima, la que hace el trabajo que el adicto ya no puede hacer. El provocador es el tercer personaje, puede ser el cónyuge o sus padres. Con su amargura o temor es fuente de provocación. Controla, trata de forzar el cambio, nunca desiste. El adicto cree que su familiar no puede fallarle. Las consecuencias las sufren otros, así puede continuar.
La necesidad de negar la realidad crece. Niega que perderá su trabajo porque es el mejor en lo suyo. Niega causar problemas a su familia. Con el tiempo la familia cede. El adicto puede negar la realidad con falsas promesas, el propiciador decir que no irá más en su rescate, la víctima que no le hará su trabajo, el provocador que no vivirá más con él.
El recuerdo del confort que le daba la adicción borra el conocimiento de lo que sucederá si reincide. Además, en el fondo, espera controlarse y disfrutar de lo que una vez gozó.
Cada personaje puede aprender a liberarse del manejo del adicto y ejercitarse en silencio. El mensaje es lo que el adicto hace y no lo que dice, la respuesta es actuar en forma distinta.
Dos cosas pueden interferir: la reacción del adicto con amenazas o violencia o la falta de decisión en busca de asesoramiento. Muchos se niegan a aceptar la enfermedad hasta que ésta alcanza el estado adictivo crónico. A veces el provocador, la víctima o el propiciador se sienten solos: si el sacerdote rechaza a los adictos, si el médico no detecta la enfermedad, si el abogado le habla de divorcio. Eso aumenta su sensación de fracaso o temor. A veces es más doloroso detener el círculo. La alternativa es buscar ayuda o que la enfermedad los destruya, es la única forma de romper con la negación de la realidad. Comenzar un cambio causa sufrimientos, pero es peor sostener el círculo vicioso.
La realidad en la única verdad. Como planteó Aristóteles negar la realidad es un antiguo problema, hasta los científicos barren la basura debajo de la alfombra cuando los hechos no respaldan el paradigma y usan la teoría como defensa. El obstáculo es la falsa creencia.
Muchas veces se presenta la norma como realidad, cómo hay que hacer las cosas. La experiencia muestra que quien tiene que cumplir una norma puede cumplirla o no. Por tanto es engañoso comparar el debe ser y el ser, la norma con el comportamiento. Lo que se hace es negar la realidad. Negar que pueda existir una praxis distinta, o que las cosas estén mal en algún sitio. Negar la realidad es como negar la verdad, no poder reconocer el error y rectificarse. A veces el mismo sistema niega la realidad. Con tanta complicación mental, con tanta confusión, con tanto negar la realidad, es lógico que los cerebros se quemen.
Peor todavía es cuando se falsifica la realidad deliberadamente con fines espurios.
No hay que matar al mensajero de las malas noticias. Aprender de la experiencia es el antídoto para no negar la realidad. El error bueno es el error nuevo, el que se repite muestra que el hombre es el único animal capaz de chocar dos veces con la misma piedra.
La maldición del conocimiento se da cuando se transforma en ignorancia haciendo ver la realidad según el color del cristal con que se la mira. Hoy, la peor forma de negar la realidad es no darse cuenta que la educación está fallando, que el hombre no puede desarrollar sus metas y que la sociedad no puede alcanzar los fines de una vida mejor. 

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